lunes, 27 de julio de 2020

CASO SAN FRANCISCO SOLANO - BUENOS AIRES

San Francisco Solano – Buenos Aires

20 de julio de 1965


Proyecto CATENT

Buenos Aires – Argentina

catent2002@gmail.com


Testigo: Ramón Eduardo Pereyra

Edad: 38 años


La investigación


Luego de varios años de intentar ubicarlo en vano a través de las guías telefónicas, gracias a la colaboración del investigador Héctor Antonio Picco, quien generosamente nos brindó una copia de la entrevista que él mismo le realizara, como así también la dirección y teléfono del testigo, pudimos dar con el Sr. Pereyra.

Existen muchas fuentes de este caso, pero siendo tan inusual, justamente por las demasiado “humanas” entidades avistadas, decidimos que era imprescindible contar con el testimonio directo, cara a cara con el protagonista.

Nos sorprendió por la seguridad con que hizo su relato, recordando numerosos detalles pese al tiempo transcurrido, dándonos la impresión de que este hecho produjo una fuerte marca en su vida, que se vio modificada por el acontecimiento, aunque mucho más por la trascendencia periodística que tuvo el mismo, habiéndose transformado en una celebridad de programas de televisión del mediodía y buscado por policías y periodistas deseosos de obtener su testimonio.

Nos recibió en su casa con gran amabilidad y cortesía y compartiendo unos ricos mates comenzó el relato.


Transcripción de la entrevista


Entrevista realizada por los investigadores Mariela Verónica De Tomaso y Miguel Angel Gómez Pombo, integrantes del Proyecto CATENT, el día 12 de mayo de 2001:


- ¿Cuántos años tiene Ud.?

- Voy a cumplir 72 años. Por eso que te digo no tengo un año, por aquél caso tendría treinta y algo de años cuando pasó eso.

Yo te lo voy a ir relatando de acuerdo a lo que vi, a lo que ocurrió. Un día común, vulgar y silvestre, yo tenía en ese entonces un reparto de leche, leche embotellada y había un lugar donde dejaban los camiones en tal lado y otro en tal lado y tenían repartidores. Entonces como a cierta hora, ocho y media serían más o menos, yo siempre me iba a realizarlo. En esa época donde yo andaba o donde yo iba, hoy lo ve y está todo poblado hay un cambio total. Por ejemplo Donato Alvarez encontrabas ese lugar, allá arriba encontrabas sólo encontrabas casas y después todo era como una ruta, campo, una casa por ahí con animales. Yo me dirigía de San Martín, sale de acá del Camino General Belgrano y creo que muere por Calzada o más allá. Voy por San Martín, doblo en Donato Alvarez que está de este lado de las vías antes había un ferrocarril. Voy tranquilo como cualquiera que va despacito, tenía una estanciera y de pronto veo que se desliza algo así... y me llamó la atención es obvio. Paro, miro el panorama... se cayó, se perdió ahí en ese monte. Había un monte muy tupido, muy grande, pero había un claro en el monte. Bueno, cuando cae en ese claro... la cosa... hace mucho, mucho frío busco un sobretodo largo... voy a ver lo qué es... pero la idea mía esto cayó de arriba como un paracaídas que tiraron que no sirvió... o algo... Entonces dejo la camioneta ahí, me cruzo caminando ligero, cruzo por abajo de un puente... este... cruzo abajo del puente, sigo caminando en el destino, el puente ese cruza por abajo un arroyo y arriba el tren... cuando subo otra vez así veo algo que está... como brillando, se veía como algo así... entonces me voy, me voy hasta donde está el aparato. Ya era un aparato, caminé tendría que ser una cuadra y ya me di cuenta que había algo ahí que no... Me voy caminando, llego al aparato, lo miro todo... pero adentro hay un tipo, vestido, tomado así como si estuviera metido adentro de un cajón, me salió ver nomás las iluminaciones que tenía, como el tablero de un coche vamos a decir, verde, amarillo, todo esos... y vi el aparato que era bastante reducido, muy reducido, muy reducido para la velocidad que agarró, muy reducido. Quizá esta mesa es más larga que el aparato (se refiere a una típica mesa de comedor), lo sigo mirando, no lo toco, pero no lo toco por respeto, porque a lo mejor me dicen por qué pusiste la mano algo así. No lo toco no porque tuviera miedo de nada, no lo toco sino que yo con las manos en el bolsillo del sobretodo lo miro así... levanté la vista y veo un tipo para allá que estaba con unos ¿cómo se les llaman? binoculares, largavistas... entonces me voy para allá... es decir yo llego acá, doy la vuelta por acá, miro por acá y me dirijo así adonde está este hombre, que estaba mirando hacia el centro del monte, ese lugar le llaman el Monte de los Curas, era muy tupido, después lo invadieron los villeros y se hizo ahí un barrio adentro, no sé y al final como fue si se lo dieron o no se lo dieron... pero era muy tupido la cantidad de eucaliptos, yo creo o creía que lo tenían para explotarlo como madera, no sé si lo pudieron explotar más... y cuando me voy para allá el tipo o me ve o tiene algo que dice viene alguien... entonces se viene el tipo, viene caminando, yo lo veo al tipo también, no estoy asustado, no estoy emocionado, no estoy nada... como cruzar un tipo que ves venir... qué raro este tipo, ¿no?... lo mirás así en la vereda y punto... Cuando yo lo tengo encima no me queda otra alternativa que decirle y le digo buen día como está... ¿Qué le pasa maestro?... y no me dio pelota... hablando en frío me miró con un gesto como diciendo ¿qué venís a hinchar? Sigue caminando, entonces yo no estaba muy lejos del tipo, estaría como de acá a otra vereda... yo me quedo parado y empiezo a engranar yo mismo y digo qué será, qué raro, hizo un algo con la mano, tocó arriba del aparato, se levantó como una cúpula ahí adelante y entró adentro. Cuando entró adentro seguía mirando todo, parecía que se hubiera elevado un cachito, pero primero hizo como un golpe como de autógena el aparatito y parece que se hubiera elevado, era una cosita de nada, entonces se fue elevando, se fue elevando, cerró las patas que tenía y después se fue un movimiento que no lo podía alcanzar con la vista, giró hacia donde estaba el tipo parado y de ahí sí... se hizo como si fuera una cosa larga, pero era la velocidad que agarró el tipo. Y bueno... me quedé pensando estoy loco, así decía yo, ¿estoy loco? ¿Estoy soñando, estoy dormido? Me descontrolo un poco físicamente yo así... me toco los pies, había mucho... un día medio húmedo... me voy ahí a una línea de agua que corría ahí de un arroyito... mmm yo estoy bien, yo estoy bien... lo que ocurre es que después me ha ocurrido algo inesperado. Y bueno yo ya me vengo pensando medio ¡Qué carajo vi acá! ¿Qué es esto?... Miro para allá y veía allá a lo lejos por arriba de la vía dos caminando. Yo me fui arrimando y cuando llegué al puente les digo ¿Ustedes vieron algo? No, me contestan, pero me pasó un caso... se lo conté así nomás, no se si le dieron importancia, siguieron caminando... En vez de irme para Pasco adonde tenía el reparto, me había quedado muy tocado con eso...¿qué era?, ¿qué será? ¿dónde estoy?...volví para atrás y en un destacamento de policía que había sobre San Martín y Donato Alvarez, dejamos también los cajones de leche, dije yo, arrimé la camioneta y me fui y le digo yo al vigilante me pasó algo raro... ¿qué le pasó? me dice... y yo iba así y así y he visto algo raro, una máquina que estaba en el piso, que aterrizó de una forma así, así y le expliqué todo, y después se levantó a una velocidad tremenda, yo lo alcancé a ver... le expliqué todo. Y le digo, vos sabés que me iba para la otra parada, no sé no me asusté nada pero me vine para acá porque no me encontraba centrado.

Bueno, quedó así, me vengo y ahí donde estaba la carnicería antes había un almacén y un día llegaron dos tipos a los dos tres días y empiezan a hacer averiguaciones, eran periodistas de un diario de Wilde que querían tener la primicia. A partir de este momento llegaron muchos investigadores, periodistas y hasta la policía. (La policía lo llevó a la jefatura de Lanús y allí le hicieron muchas preguntas también habló con un psiquiatra). Me dijeron que era una persona normal.

En esos días también se acercó Fabio Zerpa con su equipo de gente ¡y hasta almorcé con Mirtha Legrand! Tiempo después vinieron del Ministerio de Marina, el capitán Pagani y también me entrevistaron y me tuvieron como cuatro o cinco horas. Después con Zerpa fuimos a la Universidad John Kennedy a dar una charla sobre OVNIs. En una de esas oportunidades un periodista extranjero me preguntó cuántas veces estuve yo en Estados Unidos ya que el aparato que describía era similar a algo que tenía la NASA allí. Yo había dicho, son rusos, son ingleses, son norteamericanos... no pueden ser de otro lado, vos ves un tipo, casi se viste como vos, de ser por esos buzos que tenían tipo rana, un tipo que es como vos que a lo mejor el idioma no nos dio para poder enfrentarnos y decirnos.

- ¿Y ellos cómo eran de altura?

- Normal, delgados, elegantes, el que venía caminando, el otro estaba metido ahí adentro.

- ¿Tenían algo puesto en la cabeza?

- No, el que venía caminando no, venía con el cabello todo peinado para atrás y una cosa así para atrás, una capucha así, para atrás, se la había sacado, no sé. No sé, eso lo he visto con tranquilidad, ni miedo, ni emoción, nada por el estilo, eso es muy, muy importante.

- ¿Usted llegó a estar al lado del objeto, casi lo toca?

- No lo toco por razones de ética.

- Y adentro había otra persona, ¿y esa persona no lo mira?

- Esa persona está como clavada ahí adentro, así que este entró y el otro espacio que estaba vacío, irían de espalda a espalda.

- ¿El objeto era transparente?

- La parte de arriba tenía una cúpula después a una altura así tenía, no sé, era color acero, por decirte algo.



Dibujo publicado en la Revista “Cuarta Dimensión”.


- ¿Qué forma tenía?

- Era como un huevo grande, era como un huevo de ñandú. Aparentemente la mitad de eso hizo así, se abrió todo cuando el otro entró, lo transparente.



Dibujo publicado en “Los Ovnis y sus ocupantes” de Roberto Enrique Banchs.


- ¿Cómo lo vio bajar al objeto?

- Como que caía algo.

- ¿Era brillante, oscuro?

- Sí, era tipo brillante pero estaba como lloviznando, como con neblina pero se veía un bulto que caía ahí.

- ¿Qué color?

- Un bulto común, yo creía que era un paracaídas que venía y lo habían tirado.

- ¿Y cómo estaba apoyado en el suelo eso?

- Con las patitas, dos patitas. Esas patitas después cuando se eleva se cierran. Porque hace una explosión acá y levanta una altura a la altura de las plantas más o menos fue a una velocidad que ya no se veía, bueno, se veía pero como si fuera un humo largo. Te imaginás entonces la velocidad que tenía.

- ¿Produjo viento o algo al alejarse así tan rápido?

- No noté, no. Yo te digo, se elevó a cierta altura, se corrió así y cuando yo lo veo así en el horizonte ya se había alargado.

- ¿A qué altura subió despacito?

- Hasta más o menos la copa de los árboles.

- ¿Y de abajo cómo se veía, tenía una turbina o algo para impulsarse?

- No se sentía nada, no sentí ruido y no se veía nada abajo. No he visto nada fuera de lo común... es por eso que hay que tener mucha precaución cuando uno informa, es por eso que te hacen test.

- ¿Quedó alguna marca en el suelo?

- No.

- Usted estuvo muy cerca, ¿escuchó algún ruido o sonido?

- No.

- Y la cabina con este tablero ¿le pareció muy moderno?

- Y yo creí que esto iba a entablar conversación conmigo.

- ¿El hombre caminaba normal?

- Sí.

- ¿Qué color era el pelo?

- Bien rubio.

- ¿Rubios eran los dos?

- No, el otro no lo vi, al de adentro no lo podés ver. Notás que hay un tipo ahí adentro, sabés que hay un tipo ahí adentro porque lo miré así.

- Pero no se le veía la cabeza...

- No, no, pero a éste sí porque éste venía con el capuchón echado para atrás. Una cartera así en la pierna tipo militar de campaña y los cosos... los binoculares.

- Y respecto al tablero...

- Y ya te digo, yo tenía una estanciera, no había una tecnificación muy dada en el tablero.

- ¿Cómo era?

- Era un tablero con un botón amarillo, verde y colorado adentro. Volante no se le veía.


Pereyra es oriundo de Elordi (pueblo de la provincia de Buenos Aires que según nos dice ya no existe pero quedaba cerca de General Villegas). Nos comenta una anécdota sobre otro avistamiento de un objeto similar ocurrido en su pueblo y también nos relata su encuentro con la “luz mala”.


- Llegando a un campo, sobre la tranquera, tenía 16 años, la luz se movía y saltaba de un lado a otro. Se nos vino encima, iluminaba todo. Nos asustamos... Son luces...

- ¿Qué color era?

- Blanca. Si uno les tiene miedo es peor. Hay un misterio digno de respetar.

- ¿No relacionó esto que vio con esa luz?

- No, nada que ver.


Siguiendo el relato y en ocasión de hacer referencia a los diversos tipos de humanoides de que se hablaba en el simposio sobre ovnilogía celebrado en Rosario al que fuera invitado por Fabio Zerpa, manifestó que:

...No es eso, esto es la realidad que hay alguien, que como se fueron a la Luna vienen a investigar cómo somos y cómo dejamos de ser. Pero son terrestres... ¿Qué opinan ustedes?...

- ¿Le dio la impresión que eran de acá?

- Estoy convencido.

- ¿Y qué hacían ahí?

- Y andá a saber, estarían observando algo... estarían investigando algo...


También nos relata que luego de este caso y sin precisar fecha, tanto su padre como una vecina, ven pasar unos raros objetos por la zona.

Fin de la entrevista.


Comentarios


No hay mucho por agregar al por demás extenso y detallado relato de lo que le tocó vivir a este hombre de origen sencillo. Durante la larga charla que sostuvimos, una y otra vez nos repitió “los que yo vi son de acá”. Y por cierto que así lo parecían en base a su aspecto físico, aunque entiendo que nadie en este mundo pudo haber tenido esa tecnología en los años 60. Es que si así hubiera sido, hoy todos estaríamos volando en ese tipo de aparatos, ya que sin duda parece un excelente medio de desplazamiento aéreo.

Y si no son de acá, qué podría estar haciendo alguien de fuera de nuestro planeta o de nuestra cultura, paseando por un bosque de las afueras de Buenos Aires. Evidentemente parece absurdo, como casi siempre lo es el comportamiento de estos fenómenos hasta ahora inexplicables.

Lo cierto es que Pereyra los vio, o al menos los creyó ver, o mejor dicho, algo se mostró esa mañana lluviosa, algo que no comprendemos y que tal vez se oculte tras de esta exhibición de una supuesta tecnología cuasi terrestre, demasiado avanzada para la época, pero demasiado humana como para ser el real reflejo de unos lejanos visitantes. Qué hay detrás de lo que le fue mostrado a Pereyra, tal vez algún día lo sepamos...

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