lunes, 27 de julio de 2020

CASO SAN FRANCISCO SOLANO - BUENOS AIRES

San Francisco Solano – Buenos Aires

20 de julio de 1965


Proyecto CATENT

Buenos Aires – Argentina

catent2002@gmail.com


Testigo: Ramón Eduardo Pereyra

Edad: 38 años


La investigación


Luego de varios años de intentar ubicarlo en vano a través de las guías telefónicas, gracias a la colaboración del investigador Héctor Antonio Picco, quien generosamente nos brindó una copia de la entrevista que él mismo le realizara, como así también la dirección y teléfono del testigo, pudimos dar con el Sr. Pereyra.

Existen muchas fuentes de este caso, pero siendo tan inusual, justamente por las demasiado “humanas” entidades avistadas, decidimos que era imprescindible contar con el testimonio directo, cara a cara con el protagonista.

Nos sorprendió por la seguridad con que hizo su relato, recordando numerosos detalles pese al tiempo transcurrido, dándonos la impresión de que este hecho produjo una fuerte marca en su vida, que se vio modificada por el acontecimiento, aunque mucho más por la trascendencia periodística que tuvo el mismo, habiéndose transformado en una celebridad de programas de televisión del mediodía y buscado por policías y periodistas deseosos de obtener su testimonio.

Nos recibió en su casa con gran amabilidad y cortesía y compartiendo unos ricos mates comenzó el relato.


Transcripción de la entrevista


Entrevista realizada por los investigadores Mariela Verónica De Tomaso y Miguel Angel Gómez Pombo, integrantes del Proyecto CATENT, el día 12 de mayo de 2001:


- ¿Cuántos años tiene Ud.?

- Voy a cumplir 72 años. Por eso que te digo no tengo un año, por aquél caso tendría treinta y algo de años cuando pasó eso.

Yo te lo voy a ir relatando de acuerdo a lo que vi, a lo que ocurrió. Un día común, vulgar y silvestre, yo tenía en ese entonces un reparto de leche, leche embotellada y había un lugar donde dejaban los camiones en tal lado y otro en tal lado y tenían repartidores. Entonces como a cierta hora, ocho y media serían más o menos, yo siempre me iba a realizarlo. En esa época donde yo andaba o donde yo iba, hoy lo ve y está todo poblado hay un cambio total. Por ejemplo Donato Alvarez encontrabas ese lugar, allá arriba encontrabas sólo encontrabas casas y después todo era como una ruta, campo, una casa por ahí con animales. Yo me dirigía de San Martín, sale de acá del Camino General Belgrano y creo que muere por Calzada o más allá. Voy por San Martín, doblo en Donato Alvarez que está de este lado de las vías antes había un ferrocarril. Voy tranquilo como cualquiera que va despacito, tenía una estanciera y de pronto veo que se desliza algo así... y me llamó la atención es obvio. Paro, miro el panorama... se cayó, se perdió ahí en ese monte. Había un monte muy tupido, muy grande, pero había un claro en el monte. Bueno, cuando cae en ese claro... la cosa... hace mucho, mucho frío busco un sobretodo largo... voy a ver lo qué es... pero la idea mía esto cayó de arriba como un paracaídas que tiraron que no sirvió... o algo... Entonces dejo la camioneta ahí, me cruzo caminando ligero, cruzo por abajo de un puente... este... cruzo abajo del puente, sigo caminando en el destino, el puente ese cruza por abajo un arroyo y arriba el tren... cuando subo otra vez así veo algo que está... como brillando, se veía como algo así... entonces me voy, me voy hasta donde está el aparato. Ya era un aparato, caminé tendría que ser una cuadra y ya me di cuenta que había algo ahí que no... Me voy caminando, llego al aparato, lo miro todo... pero adentro hay un tipo, vestido, tomado así como si estuviera metido adentro de un cajón, me salió ver nomás las iluminaciones que tenía, como el tablero de un coche vamos a decir, verde, amarillo, todo esos... y vi el aparato que era bastante reducido, muy reducido, muy reducido para la velocidad que agarró, muy reducido. Quizá esta mesa es más larga que el aparato (se refiere a una típica mesa de comedor), lo sigo mirando, no lo toco, pero no lo toco por respeto, porque a lo mejor me dicen por qué pusiste la mano algo así. No lo toco no porque tuviera miedo de nada, no lo toco sino que yo con las manos en el bolsillo del sobretodo lo miro así... levanté la vista y veo un tipo para allá que estaba con unos ¿cómo se les llaman? binoculares, largavistas... entonces me voy para allá... es decir yo llego acá, doy la vuelta por acá, miro por acá y me dirijo así adonde está este hombre, que estaba mirando hacia el centro del monte, ese lugar le llaman el Monte de los Curas, era muy tupido, después lo invadieron los villeros y se hizo ahí un barrio adentro, no sé y al final como fue si se lo dieron o no se lo dieron... pero era muy tupido la cantidad de eucaliptos, yo creo o creía que lo tenían para explotarlo como madera, no sé si lo pudieron explotar más... y cuando me voy para allá el tipo o me ve o tiene algo que dice viene alguien... entonces se viene el tipo, viene caminando, yo lo veo al tipo también, no estoy asustado, no estoy emocionado, no estoy nada... como cruzar un tipo que ves venir... qué raro este tipo, ¿no?... lo mirás así en la vereda y punto... Cuando yo lo tengo encima no me queda otra alternativa que decirle y le digo buen día como está... ¿Qué le pasa maestro?... y no me dio pelota... hablando en frío me miró con un gesto como diciendo ¿qué venís a hinchar? Sigue caminando, entonces yo no estaba muy lejos del tipo, estaría como de acá a otra vereda... yo me quedo parado y empiezo a engranar yo mismo y digo qué será, qué raro, hizo un algo con la mano, tocó arriba del aparato, se levantó como una cúpula ahí adelante y entró adentro. Cuando entró adentro seguía mirando todo, parecía que se hubiera elevado un cachito, pero primero hizo como un golpe como de autógena el aparatito y parece que se hubiera elevado, era una cosita de nada, entonces se fue elevando, se fue elevando, cerró las patas que tenía y después se fue un movimiento que no lo podía alcanzar con la vista, giró hacia donde estaba el tipo parado y de ahí sí... se hizo como si fuera una cosa larga, pero era la velocidad que agarró el tipo. Y bueno... me quedé pensando estoy loco, así decía yo, ¿estoy loco? ¿Estoy soñando, estoy dormido? Me descontrolo un poco físicamente yo así... me toco los pies, había mucho... un día medio húmedo... me voy ahí a una línea de agua que corría ahí de un arroyito... mmm yo estoy bien, yo estoy bien... lo que ocurre es que después me ha ocurrido algo inesperado. Y bueno yo ya me vengo pensando medio ¡Qué carajo vi acá! ¿Qué es esto?... Miro para allá y veía allá a lo lejos por arriba de la vía dos caminando. Yo me fui arrimando y cuando llegué al puente les digo ¿Ustedes vieron algo? No, me contestan, pero me pasó un caso... se lo conté así nomás, no se si le dieron importancia, siguieron caminando... En vez de irme para Pasco adonde tenía el reparto, me había quedado muy tocado con eso...¿qué era?, ¿qué será? ¿dónde estoy?...volví para atrás y en un destacamento de policía que había sobre San Martín y Donato Alvarez, dejamos también los cajones de leche, dije yo, arrimé la camioneta y me fui y le digo yo al vigilante me pasó algo raro... ¿qué le pasó? me dice... y yo iba así y así y he visto algo raro, una máquina que estaba en el piso, que aterrizó de una forma así, así y le expliqué todo, y después se levantó a una velocidad tremenda, yo lo alcancé a ver... le expliqué todo. Y le digo, vos sabés que me iba para la otra parada, no sé no me asusté nada pero me vine para acá porque no me encontraba centrado.

Bueno, quedó así, me vengo y ahí donde estaba la carnicería antes había un almacén y un día llegaron dos tipos a los dos tres días y empiezan a hacer averiguaciones, eran periodistas de un diario de Wilde que querían tener la primicia. A partir de este momento llegaron muchos investigadores, periodistas y hasta la policía. (La policía lo llevó a la jefatura de Lanús y allí le hicieron muchas preguntas también habló con un psiquiatra). Me dijeron que era una persona normal.

En esos días también se acercó Fabio Zerpa con su equipo de gente ¡y hasta almorcé con Mirtha Legrand! Tiempo después vinieron del Ministerio de Marina, el capitán Pagani y también me entrevistaron y me tuvieron como cuatro o cinco horas. Después con Zerpa fuimos a la Universidad John Kennedy a dar una charla sobre OVNIs. En una de esas oportunidades un periodista extranjero me preguntó cuántas veces estuve yo en Estados Unidos ya que el aparato que describía era similar a algo que tenía la NASA allí. Yo había dicho, son rusos, son ingleses, son norteamericanos... no pueden ser de otro lado, vos ves un tipo, casi se viste como vos, de ser por esos buzos que tenían tipo rana, un tipo que es como vos que a lo mejor el idioma no nos dio para poder enfrentarnos y decirnos.

- ¿Y ellos cómo eran de altura?

- Normal, delgados, elegantes, el que venía caminando, el otro estaba metido ahí adentro.

- ¿Tenían algo puesto en la cabeza?

- No, el que venía caminando no, venía con el cabello todo peinado para atrás y una cosa así para atrás, una capucha así, para atrás, se la había sacado, no sé. No sé, eso lo he visto con tranquilidad, ni miedo, ni emoción, nada por el estilo, eso es muy, muy importante.

- ¿Usted llegó a estar al lado del objeto, casi lo toca?

- No lo toco por razones de ética.

- Y adentro había otra persona, ¿y esa persona no lo mira?

- Esa persona está como clavada ahí adentro, así que este entró y el otro espacio que estaba vacío, irían de espalda a espalda.

- ¿El objeto era transparente?

- La parte de arriba tenía una cúpula después a una altura así tenía, no sé, era color acero, por decirte algo.



Dibujo publicado en la Revista “Cuarta Dimensión”.


- ¿Qué forma tenía?

- Era como un huevo grande, era como un huevo de ñandú. Aparentemente la mitad de eso hizo así, se abrió todo cuando el otro entró, lo transparente.



Dibujo publicado en “Los Ovnis y sus ocupantes” de Roberto Enrique Banchs.


- ¿Cómo lo vio bajar al objeto?

- Como que caía algo.

- ¿Era brillante, oscuro?

- Sí, era tipo brillante pero estaba como lloviznando, como con neblina pero se veía un bulto que caía ahí.

- ¿Qué color?

- Un bulto común, yo creía que era un paracaídas que venía y lo habían tirado.

- ¿Y cómo estaba apoyado en el suelo eso?

- Con las patitas, dos patitas. Esas patitas después cuando se eleva se cierran. Porque hace una explosión acá y levanta una altura a la altura de las plantas más o menos fue a una velocidad que ya no se veía, bueno, se veía pero como si fuera un humo largo. Te imaginás entonces la velocidad que tenía.

- ¿Produjo viento o algo al alejarse así tan rápido?

- No noté, no. Yo te digo, se elevó a cierta altura, se corrió así y cuando yo lo veo así en el horizonte ya se había alargado.

- ¿A qué altura subió despacito?

- Hasta más o menos la copa de los árboles.

- ¿Y de abajo cómo se veía, tenía una turbina o algo para impulsarse?

- No se sentía nada, no sentí ruido y no se veía nada abajo. No he visto nada fuera de lo común... es por eso que hay que tener mucha precaución cuando uno informa, es por eso que te hacen test.

- ¿Quedó alguna marca en el suelo?

- No.

- Usted estuvo muy cerca, ¿escuchó algún ruido o sonido?

- No.

- Y la cabina con este tablero ¿le pareció muy moderno?

- Y yo creí que esto iba a entablar conversación conmigo.

- ¿El hombre caminaba normal?

- Sí.

- ¿Qué color era el pelo?

- Bien rubio.

- ¿Rubios eran los dos?

- No, el otro no lo vi, al de adentro no lo podés ver. Notás que hay un tipo ahí adentro, sabés que hay un tipo ahí adentro porque lo miré así.

- Pero no se le veía la cabeza...

- No, no, pero a éste sí porque éste venía con el capuchón echado para atrás. Una cartera así en la pierna tipo militar de campaña y los cosos... los binoculares.

- Y respecto al tablero...

- Y ya te digo, yo tenía una estanciera, no había una tecnificación muy dada en el tablero.

- ¿Cómo era?

- Era un tablero con un botón amarillo, verde y colorado adentro. Volante no se le veía.


Pereyra es oriundo de Elordi (pueblo de la provincia de Buenos Aires que según nos dice ya no existe pero quedaba cerca de General Villegas). Nos comenta una anécdota sobre otro avistamiento de un objeto similar ocurrido en su pueblo y también nos relata su encuentro con la “luz mala”.


- Llegando a un campo, sobre la tranquera, tenía 16 años, la luz se movía y saltaba de un lado a otro. Se nos vino encima, iluminaba todo. Nos asustamos... Son luces...

- ¿Qué color era?

- Blanca. Si uno les tiene miedo es peor. Hay un misterio digno de respetar.

- ¿No relacionó esto que vio con esa luz?

- No, nada que ver.


Siguiendo el relato y en ocasión de hacer referencia a los diversos tipos de humanoides de que se hablaba en el simposio sobre ovnilogía celebrado en Rosario al que fuera invitado por Fabio Zerpa, manifestó que:

...No es eso, esto es la realidad que hay alguien, que como se fueron a la Luna vienen a investigar cómo somos y cómo dejamos de ser. Pero son terrestres... ¿Qué opinan ustedes?...

- ¿Le dio la impresión que eran de acá?

- Estoy convencido.

- ¿Y qué hacían ahí?

- Y andá a saber, estarían observando algo... estarían investigando algo...


También nos relata que luego de este caso y sin precisar fecha, tanto su padre como una vecina, ven pasar unos raros objetos por la zona.

Fin de la entrevista.


Comentarios


No hay mucho por agregar al por demás extenso y detallado relato de lo que le tocó vivir a este hombre de origen sencillo. Durante la larga charla que sostuvimos, una y otra vez nos repitió “los que yo vi son de acá”. Y por cierto que así lo parecían en base a su aspecto físico, aunque entiendo que nadie en este mundo pudo haber tenido esa tecnología en los años 60. Es que si así hubiera sido, hoy todos estaríamos volando en ese tipo de aparatos, ya que sin duda parece un excelente medio de desplazamiento aéreo.

Y si no son de acá, qué podría estar haciendo alguien de fuera de nuestro planeta o de nuestra cultura, paseando por un bosque de las afueras de Buenos Aires. Evidentemente parece absurdo, como casi siempre lo es el comportamiento de estos fenómenos hasta ahora inexplicables.

Lo cierto es que Pereyra los vio, o al menos los creyó ver, o mejor dicho, algo se mostró esa mañana lluviosa, algo que no comprendemos y que tal vez se oculte tras de esta exhibición de una supuesta tecnología cuasi terrestre, demasiado avanzada para la época, pero demasiado humana como para ser el real reflejo de unos lejanos visitantes. Qué hay detrás de lo que le fue mostrado a Pereyra, tal vez algún día lo sepamos...

viernes, 24 de julio de 2020

CASO SAN ANTONIO DE ARECO

San Antonio de Areco – Buenos Aires (1975): Aparición de dos seres.

 

Investigación del Proyecto CATENT.

Buenos Aires – Argentina

catent2002@gmail.com

Lugar: San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires

Fecha: Invierno de 1975

Testigos: Daniel Pignalberi y Eduardo Ramos

Edad: 20 y 16 años respectivamente

La investigación

Corrían los difíciles días de la enfermedad de nuestro amigo Héctor Antonio Picco este pasado invierno [2002], quien el día de hoy se encuentra totalmente recuperado; haciendo lo que más le gusta, su trabajo y tratando de obtener algo de dinero para su diario sustento. Este gran investigador, organizó una seguidilla de conferencias en su domicilio particular. A una de ellas concurrió un señor junto con su hijo y unos amigos. Daniel se había enterado de este evento por el Sr. Horacio Fadel. Allí nos manifestó que había sido testigo de un no tan inusual evento (como vamos viendo) que involucraba la presencia de extrañas entidades humanoides. Allí intercambiamos nuestros e-mails y quedamos en encontrarnos. En la primer charla nos comentó de la existencia de otro testigo del mismo hecho, su primo Eduardo Ramos con quien nos encontramos días después. El fruto de estos encuentros es el informe que aquí transcribimos.

Trascripción de la entrevista realizada a Daniel Pignalberi

Entrevista realizada por los investigadores Mariela Verónica De Tomaso y Miguel Ángel Gómez Pombo, integrantes del Proyecto CATENT, el día miércoles 24 de julio de 2002:

Comenzamos la conversación hablando respecto a que el común de la gente toma estos temas como poco serios y Daniel nos dice que teme que no le crean.

Vivió junto a su familia una experiencia de avistamiento de un OVNI en Mar del Plata cuando él tenía 15 años. Actualmente nos dice que tiene 48 años.

- Lo que me impactó realmente en mi vida y realmente me intrigó y me da por leer cosas sobre este tema me pasó cuando tenía 22 años, seguro 22 porque a los 23 me casé. En aquella época, a esa edad se iba mucho de campamento, de mochileros, éramos medio de grupo (engañoso) porque tomábamos un colectivo con la mochila y nos bajábamos en una ruta y caminábamos. Siempre íbamos al mismo lugar, íbamos a otros lados pero en general a este lado, era en el Km. 110 de la Ruta 9, justo ahí pasa un brazo del Río Paraná que se llama Río Areco, es un riacho que si tirás una piedra llegás al otro lado.

Nosotros bajábamos en la ruta y caminábamos en diagonal hasta dar con un punto, era mucho caminar, éramos jóvenes y podíamos hacerlo.

- ¿Cuánto tiempo caminaban?

- Y hasta adentro era una hora y monedas (algo más). No sé si una hora y veinte o treinta minutos. Calculá que llevábamos peso y eso te hace lento, tenés que ir cruzando alambrados, lo que pasa que 15 metros a la vera del río es terreno municipal y la gente del campo no te puede decir nada. Nosotros acampábamos ahí, dentro de los 15 metros. Fuimos montones de veces y después de estos sucesos seguimos yendo ahí. Una noche habíamos ido con mi primo Eduardo Antonio Ramos, menor que yo 4 años, tendría 18 en esa fecha. Te aclaro que en el lugar es todo llano, vos mirás y son campos llanos, sin lomas ni cuchillas, hay pocos árboles y en el lugar donde nosotros acampábamos, había cinco o seis árboles. Entre ellos metíamos la carpa para tener sombra. Esa noche armamos la carpa, yo soy muy hincha, armamos los palitos del fueguito y que se yo, y nos alejamos de la carpa para ir a pescar, serían las 22 hs., la fecha no te sé decir.

- ¿Era verano?

- No, seguro que no. Porque en el verano había muchos bichos, ¡unos tábanos y langostitas!... Íbamos en otoño o en primavera. Bueno, fuimos a pescar, noche cerrada, nada, no había nada de luz, teníamos dos linternas, una cada uno, de las tipo buscahuellas de cinco y seis pilas o elementos. Nosotros las usábamos lo necesario. Nos alejamos, teníamos el farolito, pero no me acuerdo si lo llevamos. La cosa es que habíamos ido a pescar y a eso de las 22 hs. nos dio hambre. Nos pusimos a caminar, ya habíamos dejado el fuego hecho en la carpa y con la noche cerrada... y teníamos el fueguito, ¡bruto fueguito!, porque teníamos un agujero que siempre dejábamos hecho donde metíamos los palos y daba una luz bárbara. A campo abierto con una luz así... volvimos caminando sin prender las linternas, nos guiábamos por esa luz del fuego y cuando estábamos llegando a la carpa, faltarían unos 80, 70 ó 60 metros, una cosa así, yo veo dos personas, dos tipos, dos hombres, uno estaba parado al costado del fuego y el otro estaba a la izquierda de este otro en cuclillas y para mí lo que hacía era mover el fuego. Porque yo veía que movía el fuego, se movía. Lo primero que se me ocurre... nos paramos en seco y yo le dije: "Nos afanan", lo dijimos los dos prácticamente, "Nos están robando". Dos tipos en el medio de la noche, en la oscuridad y ahí nos pusimos a trotar con las linternas apagadas, dejamos todo en el suelo y nos pusimos a trotar para llegar más cerca... y cuando estábamos a unos metros, agarra mi primo y prende la linterna... y cuando los alumbra así yo le pego el manotazo (a la linterna), no me preguntes por qué, es como que yo los queria sorprender. Cuando le bajo la linterna, desaparecen... te lo digo como que esto está (señala algo sobre la mesa y luego lo tapa) y después no está, bueno, así como te lo digo desaparece. Ahora claro, yo en ese momento cuando estas personas desaparecen, bueno... vos decís desaparecen, pero en ese momento no lo interpretás al momento cómo desaparecen, no estás preparado, en el momento le buscás la explicación a lo que nos estaba pasando, no es que conversamos sobre que desaparecieron: "¡Dónde carajo se metieron! ¿Qué es lo que nos perdimos que no están?" Entonces prendimos las linternas y buscamos arriba de los cinco árboles, en el río a ver si se habían metido en un bote, atrás de la carpa, alumbrábamos hacia el campo abierto con esas linternas. ¡Los tipos habían desaparecido en la cara nuestra!

Claro, a todo esto caímos en la realidad, estos tipos desaparecieron o estas personas... "Vos viste lo que vi yo" le pregunté a mi primo, yo había visto eso. Hoy en día él me carga porque yo dos por tres cuando nos cruzamos o vemos algunas veces por año, le saco este tema y le digo "Yo sé lo que yo vi, ¿pero vos?"

A mi me quedaba la duda de si yo aluciné y mi primo me estaba cargando, porque vos sabés vos, pero no estás adentro de la otra persona. Bueno, lo cierto es que nos pegamos tal cagazo, estábamos en medio de la nada ahí... nos pegamos tal susto que nos subimos arriba de un árbol y pasamos la noche allí. No es que había dos personas, lo que pasa es que hay algo que yo no te cuento, estos dos tipos, después claro me di cuenta a medida que nos fuimos acercando, eran raros, tipos raros porque estaban todo vestidos de blanco, íntegramente de blanco con overoles blancos, como todo entero de blanco, todo de blanco, tenían como si fuese un cinturón ancho, negro u oscuro se veía en la noche y lo que yo le llegué a ver es que tenían el pelo bien tirante hacia atrás, mucho pelo pero bien tirante para atrás, como peinado con gomina, los dos igualitos. Todavía en ese momento yo les llegué a ver un movimiento como que hicieron esto (gesto de darse vuelta, un medio giro, como notando la presencia de los testigos) pero no les llegué a ver la cara porque mi primo prende la linterna, capaz que si no la prende puedo ver, no sé qué hubiese pasado después... Hay gente, estudiosos en el tema, que me dicen que no, que "...después de eso pasaron cosas, lo que pasa que vos no te acordás..." me dicen, qué sé yo, yo te digo lo que me acuerdo. Y bueno, fue tal la impresión que nos quedamos arriba del árbol y hasta orinamos desde allí arriba ya que no nos animamos a bajar.

A la mañana con las primeras luces nos fuimos y dejamos, me acuerdo que teníamos un equipo de campamento muy caro en ese entonces... y muchas cosas dejamos abandonadas de la desesperación que teníamos, del susto. Lo que pasa que vos no estás preparado para... vos a lo mejor sí, vos escuchaste tantas cosas seguramente (refiriéndose a los entrevistadores) que te contaron, que ya tu cabeza está preparada, pero suponete que nunca hubieses estado en el tema o te llevo al los setenta, donde no existía la película ET ni los efectos de Hollywood que se usan ahora y de repente te monto en esta situación, es muy duro, muy fuerte, bancarse una cosa así, más una situación como la de nosotros en medio de la nada.

- ¿No se animaron a la noche a desarmar todo para irse de allí?

- ¡Animarme con la oscuridad, ni ahí! Después otra cosa, tipos vestidos de blanco, ¡eran lamparitas en la noche! Vos alumbrás así, noche cerrada y los ves. ¡Qué terrible! Viste cuando a la noche en el auto en la ruta, alumbrás esos pilotes... imaginate dos tipos de blanco, no se nos pudieron haber escapado en fracciones de segundos de la vista, los tipos nos desaparecieron acá. ¿Y qué fue?

- ¿Durante el resto de la noche notaron algo raro?

- No. Pero lo que nosotros vimos, pero yo mucho no lo comenté nunca porque y ahora te voy a explicar por qué no lo comenté nunca. Yo creo que alguna vez vos lo escuchaste a Eduardo (en diálogo con su esposa presente, haciendo referencia a su primo), volvimos ahí, al mismo lugar una noche no muy lejana de esos sucesos, arriba en el cielo había tres luces que se movían, pero eran tres luces allá bien lejos... y yo veía que se movían pero decía no será un efecto óptico al montar la vista en una lucecita, parecía que se movían las tres luces, pero te queda la duda. Mirá yo te conté estas dos cosas y te digo, en mi interior si vos me ponés un detector de mentiras siempre tengo la duda si fueron verdad o no, porque sabés lo que pasa... yo te puedo decir lo que yo vi, pero no te puedo decir lo que los demás vieron.

- ¿Por qué desconfiás de lo que viste vos?

- No, en este caso éramos dos nada más, en el primero éramos muchos. Yo no tengo dudas de que era un plato volador pero años después me pregunté según dicen detractores (del tema ovni) pueden confundirse con efectos gaseosos en el cielo.

- ¿Y en el segundo?

- No, en el segundo no. Te aclaro que esa noche, es importante, no estábamos ni tomados, nunca me gustó te lo puede decir acá (refiriéndose a su esposa), aquí hay agua, nunca fui de tomar, nunca fui de fumar, nunca fui... me entendés. Eramos dos pibes que estábamos muriéndonos de la risa, pescando, no estábamos hablando de brujas ni de historias de miedo, ese día no. Es más, ese día nos habíamos reído mucho porque estábamos pescando.

Bueno eso fue en general lo que a mí me pasó, fue muy nítido.

- La primera vez que los viste, cuando venían por el río ¿a qué distancia estaban?

- Yo calculo que menos de una cuadra.

- ¿Quién se dio cuenta?

- No, fuimos los dos juntos, porque los dos nos manoteamos así, al mismo momento. El venía a mi izquierda, me acuerdo patente y nos manoteamos como avisándonos. Nos roban, che, dos tipos nos roban.

- ¿En ese primer momento qué vieron?

- Y ahí dejamos las cañas en el suelo y nos pusimos a trotar.

- ¿Para acercarse?

- Claro. No correr, trotar con las linternas apagadas, como nosotros conocíamos el terreno, de hecho en ese momento caminábamos al otro lado del alambrado. Es un alambrado municipal bajito, lo cruzás sin treparte. Veníamos trotando a menos de una cuadra, no sé cuánto más nos acercamos trotando, calculo unos 60 metros quizá menos, yo los veía bien.

- ¿Cómo los veías, la luz que había era la del fuego?

- Fuego, noche cerrada, hacé la prueba, es como prender un reflector tremendo.

- ¿Y de qué color, los veías del color del fuego?

- No, yo lo que recuerdo es verlos color como una persona. Calculá dos cosas, el impacto que sufrí en ese momento, seguramente hay mil detalles que me olvidé, mil detalles que mi cerebro no registró o mil detalles que yo mismo pude cambiar a través del tiempo. Yo traté, pero se te puede mezclar.

- ¿Tenían un cinturón?

- Sí, tenían un cinturón negro ancho, zapatos oscuros.

- ¿Le veías los zapatos?

- Sí, porque como estaban en cuclillas se le veían, les llegué a ver los zapatos de eso me acuerdo.

- ¿Los dos estaban en cuclillas?

- No, uno estaba parado así (haciendo el gesto de pararse) de perfil, mirando el fuego. Y el otro estaba así (se agacha). Yo veía que movía y que el fuego se movía como cuando hacés asado.

- ¿El color del pelo?

- El color me pareció oscuro, me llamó la atención, imagínate dos personas que te cruzás en el medio del campo, esperás ver a "Don Zoilo" (clásico nombre gauchesco) que viene con su bombacha de gaucho, ahí cerca, a dos kilómetros, hay un tambo de gente que yo conocía por el hecho de ser vecino de mi papá. Lo que me llamó la atención, dos tipos en el medio del campo vestidos así te llama la atención.

- ¿Ruidos extraños?

- Nada. Todo lo que pasó no hubo ni viento, zumbido raro, nada que nos avisara lo que iba a pasar.

- ¿No les llamó la atención nada más?

- Nada. Todo normal. No vi luces en el cielo, ni sentí gustos raros, ni olores raros. Fue así, llama la atención encontrarte con una cosa como que ahora estamos viendo este florero (lo saca de la mesa) y de repente no está más. En el momento cuando esto desaparece, vos no decís ¡uy despareció! Tardás un tiempo... había un florero... se habrá corrido... no, desapareció. Más que no hace ruido, ahora está... ahora no está. Y no es que al desaparecer se produce un relámpago o se diluye transparentándose como cuando se hacía la teletransportación de Viaje a las Estrellas. No, está y ahora no está. No reaccionás en el momento y es más, a lo mejor ahora en esta época, me pasa algo así, ya con lo que me pasó, con lo que ya consumí, daría cualquier cosa porque me volviera a pasar, pagaría lo que no tengo para volver a vivir una cosa así. Porque ahora pienso que mi cabeza está más preparada y nunca me volvió a pasar nada, entendés...

- Y en el momento en que desaparecen ¿qué pasa con ustedes, lo hablan?

- No, no... en el momento fue "cómo que no están, dónde se metieron, pero no había dos tipos, dónde están. Andá atrás de la carpa, alumbrá arriba". En el silencio de la noche si un tipo se mete en el riacho con un bote hace ruido con las maderas, de vez en cuando vimos gente en bote allí, pero tiene muy poca profundidad. Por ahí en medio del río el agua te llega hasta los talones o a un costadito te tapa el agua. Debo tener fotos del lugar (le pide al hijo que nos busque fotos y nos muestre).

- ¿Cuándo prenden la luz, qué ven?

- Cuando nosotros prendemos la luz es cuando yo tengo el pequeño recuerdo como que veo que hacen esto (gesto de girar la cabeza hacia donde estaban ellos) y en el momento yo le pego el manotazo a la linterna de mi primo. No se por qué lo hice, mi intención era como de sorprenderlos, pero en realidad no estaban haciendo nada si era gente que estaba ahí, pero no sé, era cuestión...

- ¿Ustedes pensaron que eran ladrones?

- Sabés que pasa, nosotros teníamos un equipo muy caro, cañas de pescar que salían una fortuna.

- ¿Qué pescaban ahí?

- Basura, bagres... era para divertirnos, era la aventura de ir a pasar la noche, hacíamos asados, sentirse unos días en la naturaleza.

- ¿Cuántos días se pasaban?

- No, normalmente íbamos el fin de semana, salíamos un viernes y volvíamos un domingo a la noche. Los fines de semana largos íbamos cuatro días.

- ¿Podríamos hablar con tu primo?

- Sí, lo llamé y le dije si les podía pasar el teléfonos de ustedes.

- (Se interrumpe la charla mientras mirábamos las fotos del lugar) ¿Y qué pensaste qué fue, lo relacionaste con algo?

- (Se distrae mirando las fotos) ¿Qué me preguntaste? ¿Qué es? Y yo mirá tengo una idea de que las dos cosas que me pasaron no son de este mundo y te voy a explicar por qué. La primer cosa por la que yo me guío, mucha gente o cosas que yo he pensado me dicen que existen ovnis terrestres, de lo cual no tengo dudas que debe de haber platos voladores terrestres. Pero en particular, yo lo que digo que esta cosa que salió de debajo del agua en la época que pasó y la forma de volar que tenía... yo creo que no hay. Pensé que a lo mejor hay ovnis terrestres pero que no deben estar en la tecnología para llegar a este tipo de movimientos de vuelo... (Sigue hablando en relación al ovni que vio en la ciudad de Mar del Plata. Con respecto al segundo caso, el que aquí nos ocupa, sigue diciendo) Pienso también que puede ser algo que no es de acá... (Se distrae nuevamente mirando las fotos y comentándonos alguna de ellas) ...en el año 1975 tenía 22 años...

- ¿Después del miedo que les dio volvieron al mismo lugar?

- Sí, sí... al mismo lugar... pero no tranquilos...

- Pero se animaban... (Sigue con las fotos)

- Somos hermanos más que primos. El no sabés, vos te ponés a hablar y si suelta la lengua hablando de mí, cualquier cosa que hago yo, yo soy la persona más inteligente del mundo para él, era el más lindo, el más fachero, el de las mejores novias... Si toco la guitarra, yo soy Paco De Lucía, él toca muy bien pero él es Cafrune. Y él siempre me dice "sabés lo que yo te quiero Daniel, sabés lo que sos para mí". Me adora, viste, es el primo, el hermano grande. Aparte yo siempre pese a que era mayor que él, le daba un lugar importante en mi vida.

- ¿Vos a la luz del fuego la veías blanca la ropa?

- Sí.

- ¿Es normal eso, o se tendría que ver...?

- No te puedo decir si es normal. Te digo que la recuerdo blanca, la luz es luz.

- Cuando apagás la linterna ¿qué pasó en ese momento? ¿Ya no estaban? (Nuevamente se distrae con las fotos que mira su hijo sentado a su lado) En el momento ese en que él prende la linterna, ¿en ese segundo desaparecen?

- Yo diría menos de un segundo. Nada. Ahora están y ahora no están. Así.

- ¿Huellas o pisadas?

- Es que no busqué, no buscamos. La respuesta que nosotros buscábamos... ¿dónde carajo se metieron? Estaba la carpa y uno lo primero que yo me acuerdo, que lo dejé a él o él a mí, no me acuerdo cuál de los dos, pegó la vuelta a la carpa, ¿y dónde carajo se van a ir? Buscábamos arriba de lo árboles, en el río, estos tipos nos desaparecieron en la cara, esa es la respuesta. Lo que pasa que vos en el momento no lo podés aceptar porque tu cerebro no está preparado. Vos estás preparado para un montón de cosas, ver un avión, pero suponete que en un segundo me viste transparente. Vos en el momento no vas a reaccionar diciendo te vi transparente, le vas a tratar de buscar una explicación. Más te digo, hoy vemos muchas películas con mucha información, pero en aquél entonces yo creo que no existía ¿cómo se llamaba esa serie del que buscaba extraterrestres...?

- Los Invasores.

- No sé si existía...

- Sí, sí. Vos decías que "como te cambia esto". ¿Qué te cambió?

- Sí, te cambia toda la cabeza, imaginate que a mí lo que más me cambió es que a partir de ahí, me puse a... pese a que yo tengo o tenía... yo cambié en ese aspecto, formación religiosa. Fui a colegio de curas y de monjas y tenía metido en la cabeza un montón de cosas que te mete la Iglesia, que te enseñan en el catecismo. Entonces a partir de ese momento yo cambié, empecé a ver las cosas un poco más... en vez de allá... lo empezás a ver desde acá. Es como que empezás a ver el mundo hoy parado acá, no arriba, el otro lado. Lo ves desde otra óptica.

- ¿Cómo qué?

- No, que vos te dás cuenta, yo pienso que no estoy solo, que no estamos solos, pienso que puede haber montones de cosas, no se si somos espirituales o si seremos... Empecé a pensar que a lo mejor somos personas o seres que estamos siendo manejados u observados. O cuando yo tenía la estructura de que nosotros, Adán y Eva... y vino Dios y separó el agua de la tierra... y sacó las tinieblas... Tenía esa idea. Años después, igual yo ya no creía en esto de Adán y Eva, creo que fue un verso para los pueblos ignorantes como los hebreos que vos no les podías hablar de la teoría de Darwin, tenías que contarle algo lindo para que fueran de la religión que vos querías. Claro, es un poco parte del marketing de vender la religión. Y bueno, eso me cambió, me cambió. También me angustio por momentos.

- ¿Por qué?

- Me angustia en el sentido de que yo todas esas cosas no las puedo resolver ¿te dás cuenta? Vos no las podés resolver, salvo yo el otro día cuando estaba hablando Picco (se refiere al día que presenció una de las conferencias dadas por el investigador Héctor Antonio Picco) en un momento dijo: "Yo estaba hablando con un ser y me desapareció delante de mío". Eso me encanta.

Vos sabés lo que es eso.

La otra vez también escuché en Infinito (canal de TV especializado en temas misteriosos) gente que hablaba de cosas parecidas. Entonces eso me tranquiliza, pero no me define nada, no me soluciona nada. Muchos me decían, esto se va a aclarar, va a pasar el año 2000, van a bajar los ETs y van a decir "Acá estamos, estos somos". Y pasó el 2000, el 2001, el 2002 y acá seguimos en la nada, ni siquiera se terminó el mundo como decían muchos.

- ¿Qué estaban haciendo ahí estos seres? ¿Tenés alguna teoría? ¿Estaban porque estaban ustedes? ¿Qué impresión te dio?

- Mi impresión fue que nos iban a robar, esa fue mi primera impresión.

- ¿Y cuando viste que desaparecieron qué pensaste?

- No, lo que yo pienso si me decís cómo juego con mi fantasía, bueno, la que me gusta pensar es que esos tipos debieron ser bajados de algún lado o mandados de algún lado y estaban investigando algo referente al sitio donde estábamos nosotros y que se sintieron sorprendidos y fueron sacados inmediatamente de la escena. Esa es la idea mía. Yo prefiero pensar que eran ETs antes de pensar que eran fantasmas, me da menos miedo.

- Es interesante...

- Sí, sí, yo pienso en lidiar con la idea de la espiritualidad me resulta más difícil que la idea de los ETs, será que como vi ese aparato formidable (a los 15 años de edad en la ciudad de Mar del Plata)...

- ¿Vos te interesaste en estos temas a partir de ahí o desde antes?

- No antes lo leía como una cosa más. Se hablaba cuando yo era chico, pero no tenía una opinión definida. No recuerdo, la primera vez yo tenía 15 años, a partir de ahí sí, empecé a ponerme en la piel de la gente que decía en la TV cosas parecidas. Yo escucho y digo, estos tipos están diciendo la verdad, al margen de que sea verdad, los tipos vivieron eso y algunos se le burlan...

(La charla sigue de modo informal y nos comenta que le da miedo lo sucedido, aunque sin embargo quisiera verlos otra vez, que los vea su hijo con gente a su lado, para que no sea triste o dramático. Son más fuertes las ganas que tiene de volver a verlos, que el miedo. Y le preguntamos:)

- ¿Por curiosidad?

- Para recopilar información y certificar en mí lo que viví, lo que pienso y lo que viví. Sería la confirmación de mi vida. Lo charlo con Eduardo (primo y testigo) y le digo "¿Te acordás?" a lo que me responde "Claro que pasó". Para mí es importante, me cambió mucho. No estamos solos, creo en Dios, pero no sé si hay Dios o son los extraterrestres.

Fin de la entrevista.

El lugar de los hechos.

La entrevista fue realizada en la casa de Daniel Pignalberi a quien entrevistáramos en días anteriores. Daniel, esperaba especialmente este momento porque según nos manifestó nunca había escuchado el relato de la experiencia de boca de su primo. Estaban presentes también la señora de Daniel y sus dos hijos.


Entrevista realizada por los investigadores Mariela Veronica De Tomaso y Miguel Angel Gomez Pombo, integrantes del Proyecto CATENT:


Transcripción de la entrevista realizada a: Eduardo Ramos


– Lo que pasa es que yo lo tengo ahi, lo tenia como algo natural, a mi nunca me pareció… siempre supe que hay otras cosas, siempre me rondó la idea de que hay… de que pasa algo fuera de este plano en el que estamos.


– ¿Te acordas la fecha?


– No, yo no me acuerdo ni cuando nacieron mis hijos, pero te puedo detallar mi vida desde el primer minuto hasta el dia de hoy, los detalles de la Antártida, el buque oceanográfico, estuve navegando 6 meses, no tengo conciencia de que dia me fui, de nada pero me acuerdo de cada episodio (se extiende en comentarios sobre esa travesía). No me importa el tiempo me tiene sin cuidado, no festejo ni mi cumpleaños. Ayer pensando, me enfrentaba a tener que relatarlo, pensaba, evidentemente nosotros acampábamos en ese lugar, en invierno, jamás hacíamos campamentos de verano, íbamos a cazar, a pescar, inclusive la temporada de caza es en invierno y tenemos el hábito de ir ahí, años y años en ese lugar.


Lo primero que paso aparte de este supuesto encuentro con estos seres, la primer señal que tuvimos de que había algo, vimos algo, una luces, un dia, no se si vos lo habías contado (le dice a Daniel presente en la entrevista), no lo tomaste en cuenta (se superponen al hablar).


Daniel: Lo que pasa que yo siempre lo deje aparte.


Eduardo: Lo dejaste aparte pero hubo meses o años antes que nosotros íbamos a ese lugar, acampábamos, nos quedábamos 3 o 4 días.


Daniel: Que vos te parabas a la orilla del río y mirabas y me decias mira esas luces…


Eduardo: Si, si, era de noche, nosotros caminábamos unos 3 o 4 kilómetros campo adentro, dejábamos la camioneta o a veces íbamos en micro, caminábamos campo adentro a modo tal que cuando volvíamos para dejar peso, dejabamos cajas con cartuchos y botellas de whisky en los árboles y volvíamos…


Daniel: ¡Para! ¡Botellas de whisky, una sola vez llevamos whisky!


Eduardo: Bueno, no éramos alcohólicos (entrecruzan comentarios al respecto) ¡Bueno!, ¡vos no tomas! Yo si.


Daniel: Mira, una vez llevamos una botella de whisky que ni la tomamos.


Eduardo: Si, no, por eso, la dejamos, dejamos cosas colgadas para no cargar (tanto peso en el recorrido).


Daniel: Pero ellos van a decir estos tipos estaban borrachos (refiriéndose preocupado a nuestras conclusiones).


(Le pedimos a Daniel que lo deje contar a Eduardo.)


Eduardo: No, no, esto va a terminar en un conflicto familiar (risas). Entonces tiempo antes habíamos pasado por un episodio que nos asusto mucho que fue cuando nosotros acampábamos del lado de la ruta, sería de espaldas a la ruta, ¿oeste? (pregunta sin poder ubicar los puntos cardinales).


Daniel: Qué se yo.


Eduardo: Bueno, no importa, y del otro lado del río no hay nada, no hay casas, no hay campos, no hay nada, nada.


Daniel: Pero de este lado…


Eduardo: De este lado si.


Daniel: Claro, estábamos nosotros.


Eduardo: Del otro lado es campo abierto y nada. Río Areco, San Antonio de Areco, kilómetro 106 de la ruta 9.


Daniel: No, 106 es la granja, 110 es donde nos bajábamos nosotros.


Eduardo: Si. Entonces una noche estabamos asi caminando, no cerca del campamento y del otro lado del río dos luces que se movían de manera absolutamente inusual porque de repente levantaban y las tenias a nivel del horizonte y de repente se elevaban muy alto, describían movimientos, se fijaban, se quedaban quietas, volvían a bajar como que se acercaban, se alejaban, bueno, nos preocupamos mucho, esa noche tuvimos mucho miedo. ¿Vos no te acordas que nos quedamos fuera de la carpa durmiendo? Bueno, no dormimos toda la noche, no, podes hablar (le pregunta y le pide a Daniel que intervenga)



Daniel: No, yo porque Mariela dijo… (quiere evitar meterse debido a nuestro pedido de que Eduardo hiciera su relato con las menores interrupciones posibles).


Eduardo: Esa fue la primera señal.


P.C.: ¿Que pensaron? ¿Por que se asustaron?


Eduardo: Porque primero pensamos que porque del otro lado, hasta que pudimos cerrar que pasaba, en ese momento no nos dimos cuenta, pensamos que podían ser personas, gente que estaba viniendo hacia nosotros.


Daniel: Personas.


Eduardo: Que porque venían hacia nosotros. Uno está… yo era chico, tenia unos 18, yo creo que 16 o 17 años, no había hecho el servicio militar (El Servicio Militar en ese entonces era obligatorio hacerlo a los 18 años), porque yo después de la colimba me corte el pelo y me deje el pelo corto. Yo creo que tendría 16.


Daniel: Sí, porque yo me acuerdo que a los 16 hiciste el viaje a Santa Teresita, eso fue anterior.


Eduardo: Si, desde chico.


Daniel: ¿Te acordas que te fuiste de mochilero?


P.C.: ¿En que año naciste Eduardo?


Eduardo: 1958, ¿en que había quedado?


P.C.: Estabas contando porque te habías asustado de las luces.


Eduardo: Primero pensamos que era gente, al otro dia, ahi ya elaborábamos algunos pensamientos de lo que habíamos visto y no era lógico que las luces se levantaran a esas alturas, ni que hicieran movimientos raros, verticales, no era algo lógico ni conocido. Bueno, yo despues de eso leí algunas cosas, trate de buscar, me puse en contacto con algunas personas que me comentaron de pequeñas naves teledirigidas o a veces dirigidas por seres y lo deje. Ahora volvemos y viajamos en el tiempo, en el año que no tengo idea qué año era, seria el 75’ tal vez, posiblemente invierno, y para ir directo estábamos a unos 900 metros de la carpa.


Daniel: ¿Lo que vos estás contando ahora te lo acordas como antes? (Refiriéndose a si cronológicamente fue primero el encuentro con los seres y luego lo de las luces o viceversa)


Eduardo: No, después volvimos a ver luces.


Daniel: Por eso, esta.


Eduardo: Otra vez, en otro campamento, meses después volvimos a ver luces pero ya teníamos armado un pensamiento que amortiguaba las… el miedo, la situación que podían generar esas luces, porque no me da miedo tener que encontrarme con un ser o joder (bromear) con episodios que no reconozca porque creo que estamos expuestos a encontrarnos con seres que puedan habitar otros planetas, otras dimensiones, otros planos. Bueno, entonces ya no nos sorprendimos, no nos hizo mal, no tuvimos miedo. Yo no sabía que él no lo había contado (por Daniel), pero evidentemente está interrelacionado.


Después nos enteramos que por ahí estaba la Central Atómica de Atucha, posiblemente se veían fenómenos que tienen que ver con la Central, que se yo.


La siguiente vez que fue el invierno de 1975, esa noche, durante el dia haciamos siempre lo mismo, mucho aire libre, era lo que íbamos a buscar, la libertad de estar en paz. Éramos peligrosos con las armas, no teníamos conciencia ecológica, no le errábamos a nada, éramos de dos familias de dinero, hippies con plata, comprábamos armas caras, cañas caras…


Daniel: ¿Que hicimos ese dia?


Eduardo: Si, ese día cazamos, pescamos, juntabamos mucha leña para que durante la noche no nos falte el fuego.


Daniel: Eso es lo primero que hacíamos



Eduardo: Si, si, el era el organizador, mi guia, el mayor (se extiende en elogios a su primo y aclara que está dando la entrevista por el). Pero no por no contarlo, soy ermitaño, arisco. En este caso me siento cómodo, no voy a reuniones de familia hace 15 años, me pongo de mal humor cuando la gente habla boludeces (Comenta algunas anécdotas con su mujer y el tema de las reuniones).


Daniel: ¿Trajeron otra cinta? (Haciendo referencia a su advertencia respecto a que Eduardo habla mucho y se va de tema con frecuencia). Calculen 4 o 5 para esta vez (risas).


Eduardo: Si, si, rock and roll, esto es puro rock and roll chicos. Bueno, volvamos a lo anterior, soy así, yo fui a la Antártida, estuve laburando en Venezuela, en Colombia… (nos cuenta otras anécdotas de su vida). Volvamos al episodio, esa noche, nos vamos, no me acuerdo si pescabamos o si habíamos ido a buscar las cañas que a veces dejábamos tiradas para que piquen durante el dia, no lo tengo muy claro, eran cerca de las doce, estaba para irnos a dormir. No me acuerdo bien si el esta a mi derecha, estábamos a unos 200 metros de la carpa, el fuego estaba encendido, giramos al unísono, por algún motivo algo nos llamó la atención, o el me avisa a mi o yo le aviso a el, o no nos dijimos nada, fue automatico, tambien llevamos linternas de 6 elementos porque las usábamos para cazar, en ese momento hacemos así (giran) y dos personas, vestidas de blanco, una parada, yo la que veo parada la tengo, el que está agachado en el fuego, del lado del río, la espalda en el rio, el rio estaba ahí, a 3 metros y el otro parado del lado de la ruta, de blanco, un blanco brillante.


Daniel: Primera diferencia, yo me los acuerdo al revés.


Eduardo: Claro, un blanco brillante, yo los veo, empezamos a caminar hacia la carpa por una cosa asi a ver que pasa. Pero en ese momento yo pienso, tenemos las armas debajo del piso de la carpa, envueltas en algo para que no les agarre humedad, entonces… (pausa) caminando los dos hacia los tipos y cuando estábamos muy cerca, a unos cuarenta metros yo ya estaba asustado y enciendo la linterna, Daniel me la baja para que no ilumine, para que no mostremos nuestra ubicación, nosotros veíamos en la oscuridad, no se, instintivamente, y en ese momento… desaparecen instantáneamente las dos personas, se desmaterializan, desaparecieron, obviamente yo siempre era el que me contenia, el que me… yo mas pendejo, el (por Daniel) un tipo mas piola que yo y me dice nos acercamos a la carpa, yo me acuerdo que me quedo medio paralizado del miedo y Daniel como que gira, busca, me dice aca no estan, aca no estan, fijate, y yo no reaccionaba, me imagino, no se si sacamos las armas, supongo que las habremos sacado, no se. Yo tengo idea que enseguida las sacamos, las cargamos y empezamos a buscar, tenían que estar ahí o se tiraron al rio… Buscamos por los árboles, caminamos, miramos por el río, no había huellas, no recuerdo si las buscamos.


Daniel: Para combinar, lo que miramos, como uno estaba moviendo el fuego miramos si había algo movido pero no había nada movido.


Eduardo: No, no, entonces, bueno, no me acuerdo, para mi nos quedamos alejados de la carpa durmiendo. No durmiendo sino esperando que amanezca, porque yo estaba asustado, asustado pensando que era gente que venia… por ahi te vienen a robar, te matan, cuatreros, gente que anda en el campo y ve que hay dos perejiles por acá y nos vienen a robar las escopetas… yo pensaba en eso, no me daba, no sabía, hasta que vos despues vas elaborando y lo que pasó no fue algo natural, ni lógico para la lógica convencional. Los tipos estaban ahí con unos mamelucos, los recuerdo de un blanco brillante, los recuerdo… o calvos o peinados muy atrás, muy pegado, muy rubios, de tez blanca, de tez blanca, un equipo, un overol blanco, los dos igual, el perfil, tengo la imagen del perfil de una cara afinada y triangular y muy estirada, de piel muy lisa, eso ahora inclusive estoy acordandome toda la imagen, estoy viajando para alla (al pasado). Y bueno, después hice una pequeña investigación, a vuelo de pájaro, y alguien, no me acuerdo quien, no se si intente con Fabio Zerpa o… fui a alguna conferencia. Con el (por Daniel) nos perdimos de vista por muchos años, nos dejamos de ver, fui a una conferencia y cuando termino, con una de las personas que hablaba, era en un teatro en San Telmo, le cuento así el episodio, lo tomo pero no le dio mucha importancia. Esta es la primera vez que encuentro gente que me está escuchando y grabando. Bueno, esta persona me dijo que eran un grupo social, no me acuerdo exactamente de qué planeta, que tiene tres grupos sociales y que uno está mas o menos avanzado que otro y que este grupo tiene el poder de la desmaterialización o algo por el estilo, y ahí quedó todo… Después estuve leyendo en algún libro donde también había información respecto de este tipo de avistajes, lei otro sobre las luces, unos episodios en España en un monasterio, las luces teledirigidas entraban en ciertos lugares del monasterio.


Daniel: Para ir devuelta a esa noche, lo que me acuerdo es que vos te quedaste en la puerta de la carpa y yo di vueltas alrededor de la carpa, yo te decia quedate ahí o yo… no se quedó en la…


Eduardo: Yo me acuerdo que obviamente la sorpresa y el miedo no te dejan ver mucho después.


Daniel: (Se superpone al hablar) Después buscamos sonidos de botes en el agua.


Eduardo: ¿Se fueron por el agua?, nos fijamos si había ruidos.


Daniel: Buscábamos con la linterna.


P.C.: ¿Escucharon algo?


Eduardo: No.


Daniel: No.


P.C.: ¿Dentro de la carpa miraron?


Daniel: En todos lados.


Eduardo: La carpa estaba abierta, la dejamos abierta, si, las dos hojas de la carpa, como junta humedad, con el fuego cerca mantenía y dormíamos con el farol, dentro de la carpa hacia mucho frio a veces teníamos escarcha sobre el techo de la carpa.


También tuve alguna observación en la Antártida de unas luces…


P.C.: ¿Como era lo que viste en la Antártida?


Eduardo: Eran similares a las que vimos en Areco, dos luces que se desplazaban, describían movimientos anormales, en el horizonte de noche. Se hacían guardias de avistaje de hielo en una cabina a 30 metros de altura, yo tenía 19 años y cuando me tocó la guardia tuve el avistaje de las luces (Nos comenta otros pormenores del viaje a la Antártida).


Daniel: ¿Sabes lo que les puede interesar a ellos?, lo del tio, lo de tu papa.


Eduardo: Si, es un asunto. Mi viejo viajaba en la ruta (Interrumpe el relato algo molesto por tener que tocar temas relacionados al padre).


P.C.: Volviendo al caso de Areco ¿Que altura tienen?


Eduardo: El que estaba parado, esbelto, los dos de imagen delgada. Con el… la vestimenta era blanca así, medio iridiscente, brillante, lo recuerdo bien, de 1,80 m, y el tipo que estaba agachado en cuclillas, erguido, no ni hacia delante ni hacia atrás, en cuclillas y erguido, moviendo, haciendo algo en el fuego y tengo claro porque cuando enciendo la luz gira, en ese mismo segundo, con la velocidad de la luz, en ese segundo cuando se prendió y se apago ya no estuvieron más.


P.C.: ¿La ropa como era?


Eduardo: La ropa yo la tengo… te repito, la tengo… era un overol, enterizo, con cuello, todo blanco, yo el calzado…


P.C.: ¿Era pantalón?


Eduardo: No, no, no, una especie de overol.


P.C.: ¿Pero tipo pantalón abajo o abierto?


Eduardo: No, pantalón ajustado aparentemente al pie, si y para mi tenian calzado blanco, como eran esbeltos y erguidos la imagen que tengo hasta la cara era todo una imagen de mucha unidad, no, era todo como muy armónico, los tipos, el corte de la cara también, un rostro triangular, de facciones, no logro verles los ojos, pero de facciones estilizadas y ajustadas, no recuerdo si tenían cejas, la tez blanca, no se si eran como calvos o tendrán algo que les cubría la cabeza, también brillante muy pegado al cráneo lo que tenían, si eran pelados o no…


Daniel: ¿No podían ser peinados como con gomina?


Eduardo: La imagen la tengo como todo muy armónico, como espigas muy erguidos, con una actitud, no estaban asustados, ellos no estaban preocupados de nada, estaban muy tranquilos, la imagen para graficarla, el que estaba asi parado (haciendo la mímica), bien erguido, el que estaba de cuclillas con el torso a 90 grados y con una actitud así de «no pasa nada» y se fueron.


P.C.: Con un aspecto… ¿bien humano, personas?


Eduardo: Si, personas, tranquilamente podrían… no latinoamericanos, podríamos describirlos como personas de otra raza, a nivel europeos, gente esbelta de facciones finas, piel muy suave, muy armónicos, de comparar con la raza humana, no del continente americano, eso es para mi muy nítido.


P.C.: ¿Y la luz del fuego…?


Eduardo: El fuego estaba en brazas, no había llama, era leña en brazas.


P.C.: No tenía incidencia


Eduardo: No, si hubiera habido fuego y llamas te distorsionaba la imagen. Mucha brasa, rojo y concentrado.


P.C.: ¿Y ese fuego alumbraba como para que los veas?


Eduardo: Si, si, en la oscuridad de la noche, vos encendes un fósforo y es un reflector. Imaginate que éramos unos animales, hacíamos un fuego enorme, lo manteníamos toda la noche, 1 metro de diámetro.


P.C.: ¿Podían ver la carpa?


Eduardo: Si, si.


P.C.: ¿Y por qué se fueron estos seres, que les parece?


Eduardo: No nos involucraron, evidentemente fue una señal, les llegó una señal de algo, a mi me parecieron natural. Después tengo otros episodios, algo más interior mío. Hice cursos de control mental con el padre Moreno, yo desde chico… a mi hija a los 40 días le sacaron medio pulmón por ejemplo, y todo eso yo lo soñé mientras mi esposa estaba embarazada, los medicos decian que era un virus muy destructivo, yo no tuve… decían que no había nada que hacer, hoy ella tiene 19 años. Yo vivo perceptivamente, hay una voz interior que me llama, me muevo con tranquilidad. Esto me pasaba siempre, desde chico, siento una guía permanente. Con mi hija todo el mundo decía «se muere» y yo decía no, pone tu fe, tu amor y tu energía, y se dieron cosas que se tenían que dar, estuve tres días sentadito mano a mano con Buda, Krishna o como lo quiera llamar, sabiendo que era una prueba a transitar y aparece un amigo, la llevamos a otro lugar y a los 40 minutos apareció el médico. A la misma hija le agarro despues escoliosis múltiple en la columna y durante 9 años mi esposa la llevaba siempre al Hospital de Niños y la operan allí, estoy a prueba constantemente con mis hijos, lo llevo con hidalguía y durante 9 años ella me contaba de la doctora que la atendía, decidieron operarla en el 2002, la fe que tengo es inmensa… (nos explica extensamente los temores que tenía respecto a la operación quirúrgica, presentía que las cosas no saldrían bien).


(Se da cuenta que aun grabamos y nos consulta si nos parece importante esta parte de la historia de su vida que no incluye detalles del encuentro en Areco, le decimos que si no le molesta nos resulta de interés ya que forma parte de una interesante fenomenología paranormal que lo rodea)


Eduardo: Cuando llaman al quirófano, fuimos todos, pasaron 6 minutos y entre y la saque de la camilla, se me vino la doctora y me dijo «¿Tanto miedo le da la operación?», «no, yo a lo único que le tengo miedo es a Dios», le conteste, mi visión era que se moría, esa voz interior me hizo entrar a sacarla de ahí. 6 meses después otros médicos la operaron y todo salió bien en 6 horas. Asi es mi vida.


P.C.: Vos, en si, el caso que vivis en Areco con Daniel, ¿sentía que te cambió para algo, te marcó en algún sentido?


Eduardo: Y… es una señal, ¿no?, el que no la tuvo no sabe de qué se trata, vos tenes una señal y te llega información de algo, esta llegando una información, algo pasa con vos, algo pasa, algo queda y si estoy acá hablando después de veintipico de años, sentado acá cosa que nunca se me hubiera ocurrido, ¿por que no se me hubiera ocurrido?, porque yo lo llevo como algo natural, tampoco me parece… es decir, siempre esperando que me vuelva a pasar algo que me de la próxima señal.


P.C.: ¿Qué pasaría si volviera a pasar algo así?


Eduardo: No y estaría… supongo que estaría, te podes imaginar en 25 años ya todo lo que uno escucha, lee, ve, todo lo que hay pareciera que tendría que ser mucho más lógico que estuviéramos en contacto permanente, que tuviéramos señales de que si, de que pasa algo, de que estan ahi, arriba, abajo, abajo del mar, adentro de la tierra, al costado.


P.C.: ¿Y que te daría, te gustaría volver a ver algo?


Eduardo: Sería maravilloso, sería confirmar y también yo si te estoy contando estas situaciones que me pasaron a mi que tienen que ver con mi mundo interior y de cuando hice el curso de Control Mental con el padre Moreno, cuando viajas hacia adentro te dicen bueno, ahora «busquemos el Templo interior y quienes son tus guías» y yo encuentro la pirámide y hay un ser de otro planeta y Dios y ahí cuando visualizo a través de la concentración, cuando algo hay, unos lo ven, otros no, otros lo ven más cercano a su nariz porque su vida es así, otros… yo me levanto a la noche y curo a mis chicos, durante la noche, la gente me pide que ore por ella, le sacó el HIV a la gente en el taxi, gente que de repente tengo una conversación y me doy cuenta que tiene HIV, la gente blanquea, es así, mi vida es asi minuto a minuto ¿que queres que haga? Y algo tiene que haber, si busco, siempre busque adentro de mi, tambien uno piensa que si solo fuera esto sería… no sé… afuera de uno hay poco, hay mucho adentro de uno pero bueno combinando el afuera con el adentro podes armarte un plan de vuelo razonable para sobrellevar esto que tienes sino sería complicado.


P.C.: ¿Estos seres por que estaban ahi?


Eduardo: Me parece que estaban ahi porque estan siempre.


P.C.: Ahi atizando ese fuego… mirando…


Eduardo: Porque no se, porque estábamos nosotros ahí tranquilos, solos y se acercaron sin ningún tipo de actitud, ni para mal, ni para bien, se acercaron, se mostraron, mandaron una señal, dejaron un mensaje para que después de 25 años estuviéramos pasando esto, es así. Mira si no nos marco, aunque no hayamos hablado más del tema, él siempre intento preguntarme (por Daniel) y como yo estoy loco y no lo dejó hablar (risas) pero el tambien, porque yo soy muy así, yo me crié casi con el, vivíamos en una casa inmensa de los padres, yo me quedaba meses, nos contamos. Lo que pasa ahora es que esta mas viejo y mas tonto y está más ahí (risas) pero antes era… ahora porque estamos con gente pero si estuviéramos solos estaríamos tirados en el piso riéndonos.


Daniel: Si.


Eduardo: Y contandonos 350 cosas a la vez.


Daniel: Entre los dos nos entendemos.


Eduardo: Los demás, claro, como digo yo «la entrada es gratis la salida vemos».


Daniel: Como nos criamos juntos, cuando habla me dice dos palabras…


Eduardo: Si, digo voy para el oeste, vos me miras y sabes que voy para el sur, pero es asi, asi soy con todo el mundo.


Daniel: Es frontal (la charla sigue ya informalmente).


Eduardo: Lo que estamos contando es parte de la vida, lo que nos pasa es vida en su mayor expresión. Creo que desde que el humano habita el planeta está buscando que le pasa, quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.


Fin de la entrevista



Comentarios


Corresponde señalar que en lo que hace a la esencia de la historia, ambos testigos coinciden y hacen un relato veraz. Existen algunas discrepancias que son muy interesantes, por ejemplo en cuanto a la ubicación de los dos seres, que es descripta de manera inversa. Por otro lado, Daniel les vio pelo oscuro, duro peinado como a la gomina, mientras que Eduardo los describió como muy rubios o calvos o con algo brillante en la cabeza. También discrepan en el color del calzado.


Los testigos parecen haber visto seres de naturaleza casi fantasmal, tomando en cuenta el comportamiento y la forma de desaparición. A ello se suma que el fuego no estaba removido pese a que ambos ven a uno de los seres moviendolo. Y si le agregamos que no es algo normal de ver en el campo gente vestida de blanco, podremos concluir que estos personajes eran inmateriales, que eran vistos por cada testigo de maneras ligeramente diferente, como ideas proyectadas en sus mentes.


Nos llama la atención que Daniel hace referencia a que le dan mas miedo los fantasmas que los extraterrestres, siendo ese el motivo por el cual prefiere creer que se trataba de estos últimos.


Como es habitual en un importante porcentaje de los casos existe un fuerte temor al fenómeno pero sin embargo desean volver a verlo. Daniel hasta desea que lo vea su hijo, aunque pone como condición que no esté solo, sino con otras personas, pero debido al miedo a que luego no le crean y no por lo que pudiera pasarle.


Ya habían visto luces y sin embargo volvieron al lugar una y otra vez, quizá sea la curiosidad lo que les hace aun, al dia de hoy desear volver a vivir algo similar.


La experiencia sin duda los afectó psíquicamente. Daniel está seguro que no estamos solos y se alejó de los conceptos religiosos tradicionales, lo que por momentos le causa angustia, llegando a manifestar: «No se si hay Dios o son los ETs». Y se pregunta si somos seres observados o incluso manejados evidentemente por alguna inteligencia ajena a la humana.


Eduardo tomó al encuentro como una señal, una llegada de información y está esperando el arribo de una nueva señal. Se trata de una persona muy perceptiva y que está acostumbrada a dar un lugar importante a sus clarividencias en su vida cotidiana.


Nos dijo: «Me parece que estaban ahi porque estan siempre»…


Queda claro que no sabe de dónde vienen si de adentro, costado o interior de la tierra, parece darle un enfoque distinto al de Daniel, debido posiblemente a su interés en el tema espiritual que lo llevó incluso a realizar un curso de control mental.


Pensamos que la absurda presencia de estos «seres» pudo haber tenido el objetivo preciso de provocar un impacto en la vida y la conciencia de los testigos y provocar algún cambio que todavía no entendemos. Parecería que el único fin de la aparición era ser vista y luego desaparecer, dejandoles como secuela un impacto en sus creencias


En cuanto al posible origen del fenómeno, dejando volar la imaginación y aplicando conceptos religiosos habituales en la Edad Media, la cercanía al fuego de los seres nos hablaría de un origen demoníaco. Misma circunstancia que vista a la luz del prisma religioso de los judíos del Antiguo Testamento, nos pondría frente a la manifestación de los ángeles (mensajeros) de Yahvé


LOS FENOMENOS ANTROPOMORFOS DE SANTA ISABEL - NOTA III

Autor:  Dr. Oscar A. Galíndez Fuente:  Revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 4, Ed. CADIU, Córdoba, Argentina, nov-dic 1974...