sábado, 26 de abril de 2025

CASO ROSWELL 2 de julio de 1947

 CASO ROSWELL

2 de julio de 1947


Un granjero encontró en su campo de Nueva México partes de un ovni. La Fuerza Aérea lo reconoció en conferencia de prensa. Luego lo desmintió. En su granja de Roswell, William Mac Brazel iba con su hijo pequeño al encuentro del rebaño de ovejas, pero en el camino encontró, sobre el césped y la tierra, restos de papel de aluminio, unas tiras que parecían de caucho, cartón, algunas piezas amarradas con telas adhesivas con coloridas flores dibujadas y unas varillas delgadas de madera. Tardó unos días en informar el hallazgo a George Wilcox, el sheriff del pueblo quien derivó el asunto a los militares. Jesse Marcel, un militar de un rango medio, fue hasta la propiedad del granjero y recogió lo que había caído para ser estudiado. No estaba solo: lo acompañaban dos agentes del servicio secreto. Pero luego ocurrió lo de la tapa del diario. Un general había reconocido que eran restos de una nave espacial. Al día siguiente el Roswell Daily Record se desmintió a sí mismo: “Ramsey aclara que lo del plato volador no es cierto”. Ramsey era un general a cargo de una base en Texas. Apenas vio lo encontrado lo reconoció como restos de un globo meteorológico. El tema se olvidó rápido. Nadie habló más de él durante mucho tiempo. Comenzaron a aparecer los testimonios. Aún de aquellos que en el momento del hallazgo habían afirmado que nada extraño había pasado. Los extraterrestres se habían accidentado y hasta habían sido capturados un par de alienígenas. Pero el gobierno norteamericano tuvo que crear una gran mascarada para encubrirlo. Y sólo se le ocurrió la débil excusa del globo. 31 años después, el ufólogo Stanton Friedman comenzó a recolectar información, pruebas, testigos. En Roswell había ocurrido un incidente interplanetario que había permanecido alejado de la vista del público. Marcel dio una versión radicalmente diferente a la que había dado en el momento del incidente. Dijo que tanto el general Ramsey como él sabían que no se trataba de un globo metereológico. Y que su silencio de décadas era la única opción posible, que al no poder contar la verdad, sólo le quedaba callar. Era una encendida denuncia contra el gobierno norteamericano por el ocultamiento del fenómeno y de pruebas que en 1947 habían capturado extraterrestres.

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BARRIO LA SERENA, MAR DEL PLATA ENERO 1988

 BARRIO LA SERENA, MAR DEL PLATA

ENERO 1988

En una zona muy tranquila al sur de Mar del Plata, a una cuadra de la Playa La Serena; LEONARDO FUSTER y Gabriel (no recuerda el apellido), mientras conversaban una madrugada de verano a las puertas de una heladería ya cerrada. A la una de la mañana, avistan una luz en el cielo. Era blanca y se desplazaba hacia todos lados. Se les acerca tanto que el resplandor y la energía que emanaba ya no les permite ver. De repente esa luz sin forma determinada se va yendo y en su lugar aparece un humo de todos colores. Gabriel se tapa la cara con una campera y Leonardo observa un ser de entre 50 y 60 cm de altura con ojos rojos cuadrados que le pareció un robot. Estaba a tres metros de los testigos, sobre la calle, flotando. No tenía pies. “Era una cosa muy loca, parecida al Tío Cosa… …Brillaba, era color marrón, pero un marrón lindo, peludo”. El humo se va y desaparece el ser. En ese momento su amigo le grita “te llevaron, te llevaron”. Vuelve la luz y aparece frente a ellos una nave inmensa, tan grande que “no terminaba más”. La nave poseía innumerables ventanas y dentro de ellas, miles de personas agitaban los brazos saludando al testigo: “...Personas, brazos, brazos, si, lo único que se veía era que eran todos negros por adentro, personas negras pero con cabezas como nosotros, brazos como nosotros, no, todo. Nos saludaban a nosotros dos… …millones, eso fue lo que más me impactó…”. El objeto era inmenso, se perdía sobre el mar. Pero estaba justo frente a ellos, a la altura del techo de una casa. No quiso mirar más, cerró los ojos y al abrirlos, eso se iba. Para los testigos habían pasado 10 minutos entre la aparición del ser y la partida de la nave, pero cuando consultaron el reloj, se dieron cuenta que en realidad tenían un tiempo perdido de entre 5 y 6 horas, de las cuales no conservaron recuerdo alguno. Viendo la hora y sabiendo que la madre lo esperaba a las 2, vuelve rápidamente a su casa a un par de cuadras del lugar, llegando a las 6 de la mañana. LLega con dolor de estómago y vómitos, lanzando como si fueran muchos hilitos largos negros. Se va a acostar sin decir nada y a la media hora se levanta a contar a su madre lo sucedido, estaba muy acelerado. Durante los 3 días posteriores sintió una energía positiva muy fuerte y cambió su perspectiva de la vida. Sostiene que es una experiencia que tarde o temprano, nos va a ocurrir a todos.

En septiembre del año 1970 el Sr. Jorge De La Puente, inspector de Shell, circulando por la Ruta 148 a 10 km de Villa Mercedes, San Luis, observa a 50 m al medio del asfalto y hasta que le queda a la altura de la ventanilla, una “cosa” que en un primer momento le pareció una bolsa de basura. Tenía ojos negros, bien redondos y con el centro blanco que llamaban mucho la atención, cuerpo y cabeza peludos como piel de caballo, como una foca, color marrón opaco. Sin brazos ni piernas. Parecía sentado.

Otro ser similar fue avistado en Capilla del Monte, a finales de la década de los 90. Se desplazaba flotando en las cercanías del Balneario Municipal al atardecer, hasta permanecer sobre la pileta de natación vacía, de un conocido complejo turístico lindero. Los testigos, asustados, se retiraron del lugar y no supieron dar cuenta de la desaparición del ser.

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EL SER DE SANTA ISABEL CÓRDOBA Última semana de setiembre de 1972

 EL SER DE SANTA ISABEL CÓRDOBA

Última semana de setiembre de 1972

21/9/72 5.40 a.m. El Sr. Teodoro Merlo descubrió en un vestuario vacío de la planta automotriz de Ika-Renault la presencia de una "persona" corpulenta de gran talla y orejas puntiagudas. Simultáneamente, las luces del local se encendían y apagaban de modo inexplicable. La entidad desapareció de súbito. El ser era alto, estaba sentado en un piletón. La vestimenta era color azul oscuro, tono mate, muy ceñida al cuerpo y ajustada en los puños. Dejaba al descubierto el rostro y las manos con dedos largos y finos. La piel era muy blanca, como de yeso.

27/9/72 10:30 p.m. El joven Enrique Moreno de 19 años, conducía su moto carga dentro de la planta automotriz Santa Isabel, cuando una figura muy alta (como en zancos) y atlética, que se movía como un robot, se le acercó caminando pesadamente, como si fuera a interponerse en su camino. Su vehículo se detuvo frente al ser, aunque el motor no se apagó, sólo bajó mucho de revoluciones. El ser era de porte atlético y talla superior a los dos metros. Rostro anguloso, recortado a planos y de color blanco o verde muy claro. Sin cabellos, con orejas que sobrepasaban el cráneo; ojos brillantes y redondos, como si se tratara de dos bombitas de luz amarilla; no tenía párpados, pestañas ni cejas; boca como una línea recta y fina; pirámide nasal perfecta, sin carnosidades, como si hubiese sido modelada. Daba la impresión de no ser una entidad viviente, sino mecánica. La vestimenta consistía en un buzo enterizo verde-azulado, de apariencia plástica y de aspecto luminiscente. Tenía un cinturón ancho, plateado, con una hebilla grande y ovalada del mismo color. En la cintura derecha existía una pequeña protuberancia, como una cartuchera. Es testigo oyó un fuerte zumbido todo el tiempo, sufrió parálisis de sus miembros, mucho calor y olor a aceite quemado. Su reloj se detuvo exactamente a las 11:13. Sin recordar el recorrido, huyó del lugar a toda velocidad en su moto, llegando a la guardia 11:30.  No acierta a explicarse cómo pudo haber estado 17 minutos frente al fenómeno, ya que está completamente seguro de no haber perdido el conocimiento en ningún momento.

28/9/72 3:40 a.m. Luftolde Rodríguez, de 52 años vio desde su camión en la planta automotriz Ika-Renault, un ser de tez muy blanca, calvo y con facciones angulosas y orejas en punta. De andar rígido, caminaba inclinándose hacia un costado toda vez que avanzaba un pie. Llevaba una esfera luminosa en la mano izquierda. Misma descripción del ser. En sendas muñecas se advertían abrazaderas plateadas de unos 10 centímetros de ancho. Las botas eran también plateadas, con una suerte de doblez en la parte superior. La base de los pies era ancha y de tipo rectangular. No flexionaba las rodillas al desplazarse. El motor del camión se apagó, así como las luces. Oyó un fuerte zumbido y el camión vibraba. El testigo quedó paralizado. Hubo varios testigos más durante esa semana, sin conocimiento entre ellos, lo cual dio mayor verosimilitud al hecho.

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DUENDE ROJO DE LAS GEMELAS Enero y noviembre de 2004

 DUENDE ROJO DE LAS GEMELAS

Enero y noviembre de 2004


Enero de 2004 en horas de la tarde. Una familia concluye sus vacaciones y su estadía en el complejo de cabañas Lo de Tata de Villa Las Gemelas, Capilla del Monte, Córdoba, Argentina. Mientras cargan el auto con el equipaje el hijo menor juega a la pelota. Sin quererlo la misma pasa por encima del alambrado romboidal y termina en el boulevard Las Gemelas. Cuando el niño sale a buscarla observa por el centro del boulevard entre los troncos de los pinos a un pequeño duende de menos de un metro de altura que va caminando en dirección al acceso al Paseo Agua de los Palos. Lo describe como el típico duende de los cuentos, bajito, con una larga barba blanca, con los cachetes anchos, nariz prominente, arrugado, como si fuera muy viejo. Lleva un bastón de rama de árbol en su mano, sobre el cual se apoya al caminar. Lo que lo impactó mucho fue una característica muy particular de la entidad, el que su ropa, calzado y gorro eran íntegra y totalmente, rojos. El chico se asusta, ingresa corriendo al complejo en busca de sus padres, quienes al observar en dirección al lugar de la aparición, ya no logran ver nada. Tomamos conocimiento del caso de boca del propietario de las cabañas y de quien en ese momento era su esposa, quienes nos hicieron un pormenorizado relato solo unos días después. Por comentarios de vecinos nacidos en Capilla del Monte, supimos que Las Gemelas siempre ha sido una zona de avistamiento de duendes, al punto que recuerdan que hace muchos años, cuando eran niños, iban a ese barrio, en esa época con muy poca población, con intención de ver duendes. Lo más interesante de este hecho es que, pese a que el mismo no fue difundido, sino mantenido entre investigadores, en el mes de noviembre de ese mismo año y por mera “casualidad” volviendo del centro en un remise y conversando con el chofer, surgió el tema siempre recurrente en Capilla del Monte, de los hechos inexplicables. Así fue que el conductor nos relató que su primo, residente a 250 metros del lugar del avistamiento relatado, vecino a Piedra Azul, una noche de esa misma semana, por la madrugada, en ocasión de salir al fondo a buscar leña, se sintió observado. Al levantar la vista y mirar hacia la parte trasera del terreno, pudo ver un duende bajito, viejo, con barba, con arrugas, orejas y nariz prominente, lo estaba mirando en total silencio. Su característica principal, estaba completamente vestido y calzado de rojo, hasta su sombrero, era de ese mismo color. Un tercer caso que podría asimilarse, ocurrió en el Barrio La Toma, en cercanías del acceso al Cerro Uritorco, donde un turista relató haber visto en el complejo de cabañas Regreso a Casa, a un ser en plena noche, que se veía de la cintura para arriba, como si tuviera una linterna a la altura del ombligo que alumbraba hacia arriba y permitía observar sólamente es parte. Iba vestido de rojo o era un ser rojo, no pudiendo dar más detalles o precisiones, debido a la distancia a la que se encontraba el personaje.

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CASO EL AZULITO DE CAPILLA DEL MONTE reiteradas apariciones

 CASO EL AZULITO DE CAPILLA DEL MONTE

Reiteradas apariciones

Isabel Florentín reside en Capilla del Monte desde hace ya muchos años. Una noche mientras dormía en su residencia, ubicada frente al Hospital local, notó una fuerte luminosidad proveniente del comedor. Alarmada por la posibilidad de que el fuego haya saltado desde la chimenea a algún mueble, decidió levantarse e ir a ver. A medida que salía de la habitación notó que la luminosidad era azul. Al llegar al comedor observa a un pequeño ser de 1 o 1,20 m de altura, similar a los grises de las películas, con el cuerpo y extremidades flacas y débiles, la cabeza grande y con forma de pera invertida, ojos almendrados, boca y nariz casi imperceptibles, pero totalmente azul. A partir de allí tuvo 40 días en comunicación con el ser, donde recibía mensajes y tuvo episodios de escritura automática. Existe un manuscrito donde conserva un detalle de todos estos contactos, encontrándonos en estos momentos abocados a dar con el mismo, ya que lo prestó y hasta ahora no le fue devuelto. Como antecedente al caso, Isabel ha tenido muchos contactos previos con el “otro lado”, desde apariciones religiosas hasta avistamientos de ovnis sobre el centro de meditación que conducía aquí en un campo. Unos años antes de este hecho, tuvo lo que en su momento consideró un sueño, en la noche previa a una seria operación quirúrgica que debían practicarle en el Hospital Domingo Funes de la vecina ciudad de Cosquín. Esa noche, mientras dormía, sueña que es llevada a una habitación circular, donde la luz provenía de las mismas paredes, piso y techo, sin lámparas ni focos visibles, donde se encontraba recostada en una camilla no pudiendo moverse a voluntad. De repente se ve rodeada de los típicos seres grises, que parecían jugar alrededor de ella y mientras la tranquilizaban. Eran muchos, pero no mostraban ningún tipo de hostilidad, sino todo lo contrario. Luego de un rato, se abrió una puerta de la cual proviene un ser muy alto, de más de 2 m, con un traje de buzo al estilo de las novelas de Julio Verne, con un visor de vidrio con alambres cruzados, con un gran tubo que salía de la cabeza y terminaba en una mochila que iba en la espalda. Se le acerca y le impone las manos a la altura del vientre, sitio aproximado donde se encontraba el tumor del cual iba a ser operada la mañana siguiente. Al rato, el ser da media vuelta y se retira. Cuando está llegando a la,  Isabel le pide que le diga quién era. Ell ser se da vuelta y se saca el casco, mostrando su rostro, que ella identifica como el de la Virgen María. Al día siguiente, como estaba programado, se dirige al Hospital, donde la internan para la operación. Pasan las horas y le realizan un estudio tras otro, ecografías, tomografías, resonancia magnética incluída, pero no la operan. Pasadas largas horas, el médico le pregunta si cree en los milagros, a lo que Isabel responde que por supuesto que sí. El médico le dice que entonces le prenda una vela a su santo de preferencia, porque el tumor había remitido por completo. Como detalle final, el Azulito le cuenta que ese sueño tuvo que ver con ellos y que era azul porque era un niño, que al crecer se vuelven grises.


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LAS MONJITAS DE BERISSO septiembre de 1990

 LAS MONJITAS DE BERISSO

septiembre de 1990


Tres testigos independientes en forma sucesiva, ven unos seres coincidiendo de manera casi exacta en su descripción, en la madrugada del 31/08 al 24/09/1990. A las dos de la madrugada y circulando en moto al llegar a la esquina, Luis Javier Mango, ve a menos de dos casas de distancia (unos 20 metros) a dos seres que se desplazaban muy rápido, haciendo zig zag de vereda a vereda, alejándose por la calle perpendicular. Se asusta y acelera con intención de dar una vuelta manzana y verlos de frente. Los vuelve a ver y se va a buscar a su amigo que a esa hora entraba a trabajar en la refinería de YPF cercana al lugar. No les vio piernas ni cara, eran totalmente negros, parecían monjitas por la capucha y la vestimenta. No tenían ojos. Parecían tener brazos normales y la supuesta sotana estaba ajustada a la cintura. Cercano al lugar había un baldío en el cual esa noche se vieron bajar unas luces, presumiéndose que los seres habrían descendido de esa nave. Su amigo, Leonardo Olivera, relata que esa madrugada, siendo las 4 hs., Poli (Luis Javier Mango) lo pasa a buscar para que vaya a ver unos seres muy chiquitos que andaban por el barrio. Hacia allí se dirige en un Fiat 600. Al llegar a la intersección de las calles Puerto y Nápoles, observa en la esquina dos seres de 1,10 o 1,20 metros máximo, que tenían como una punta en la parte de arriba de la cabeza, sin forma alguna, algo recto, tal vez marrón oscuro, negro o violeta oscuro. Uno caminaba como si fuera un pingüino. Observa en el pecho, algo brilloso como escamas, brillaba, como si fuera petróleo. Era un brillo sobre algo negro, algo con reflejos verde, rojo, amarillo. Le dio mucho miedo y aceleró. Hace una vuelta con el auto y se cruza al tercer testigo, aunque no llega a hablar con él ya que se estaba subiendo ya al colectivo. Recuerda que estaba oscuro y la noche era fría. Sintió muchísimo miedo, que le duraba 12 años después cuando lo entrevistamos. El tercer testigo, Luis Furlano, a desgano y aún con miedo, nos relató que los tuvo a unos 15 metros, cuando iba caminando desde su casa a tomar el colectivo para ir a trabajar a eso de las 4,30 hs. Eran 6 o 7, venían todos alineados desde su derecha, como si fueran monjes, con capucha, sin un rostro definido, de 70 u 80 cm de altura. No se veían pies ni piernas, ni brazos, era como si fueran monjes con sotana, juntos uno al lado del otro, por el medio de la calle. En el lugar se escuchaba una melodía, como si fuera un coro, una película, como apagado, como un coro de ángeles. Apuró el paso, se fue del lugar sin mirar para atrás, y para su suerte al llegar a la ruta venía el colectivo y se subió, llegando muy nervioso a su trabajo. Furlano recuerda que una señora De Simone, ya fallecida, también los había visto a unas cuadras de allí y otro caso, en el barrio donde vivía su hermano, donde los seres entraban y salían de un aljibe muy antiguo.

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VARGINHA EL ROSWELL DE BRASIL 20/01/1996

 VARGINHA EL ROSWELL DE BRASIL

20/01/1996


En la localidad de Varginha, estado brasileño de Minas Gerais: - 8:30 hs. Unos niños encuentran un ser raro, medio hombre, medio animal. Estaba en una casa en construcción al final del barrio Jardín Andere. Permanece quieto y llora «alto y agudo». Tiene el vientre abultado y aparenta ser una «hembra de mono embarazada». La criatura sale de la obra y desciende, lentamente, por una gran campiña delimitada por la calle Suecia, perdiéndose en un bosque de eucaliptos. A las 9 hs. el comando de la 13ª Compañía Especial de Bomberos recibe orden del cuartel de la Policía Militar de enviar un grupo al lugar. Dos bomberos atrapan a la criatura, que apenas reacciona. Lo encierran en una caja de madera y lo suben al camión. - 15 hs. Tres jovencitas descendían por la ruta de un terreno baldío del barrio Parque Andere, cuando una de ellas, Liliane Fátima Silva, de 16 años, vio a 7 metros de distancia, a una criatura extraña, con tres protuberancias en la cabeza y piel viscosa. "Estaba agachada con los brazos metidos en medio de las piernas, lo primero que vi fueron sus ojos, enormes y rojos". Presa del miedo, Liliane dio media vuelta, y en compañía de su hermana Valquiria de 14 años y su amiga Katia Andrade Xavier de 22 años, continuaron observándolo. "No era un animal, pero tampoco una persona, era una cosa horrible". Valquiria señaló: "Parecía turbado, no hacía ningún ruido". Se trataba de una criatura desnuda, de piel marrón oscura, con forma humana, acurrucada en un muro, que parecía estar sufriendo. Tenía los brazos metidos entre sus rodillas y les dirigió sus grandes ojos rojos sin párpados, córnea ni iris. Levantó ligeramente la cabeza y volvió a bajarla. No emitió ningún sonido. La piel parecía cubierta por alguna sustancia aceitosa. Tenía venas gruesas en el cuello. El cráneo parecía enorme con protuberancias. - 19:30 hs. Los policías militares Marco Eli Chereze y Eric Lopes van al barrio Jardín Andere para capturar a un «animal», obedeciendo órdenes superiores. Cuando llegan ven algo semejante a «un ser humano desnudo, deformado y repugnante».

Esa madrugada, dos campesinos vieron un OVNI sobre la carretera que une Varginha con la ciudad de Tres Corazones. Se despertaron por el ruido de los animales: “El objeto era cenizo, con forma de submarino, del tamaño de un microbús, sobrevolando el terreno lentamente, a unos cinco metros del suelo. Soltó un humo blanco, no tenía luces, ni hacía ruido". Previamente, el 13 de enero, 8:30 hs.: Carlos de Souza, piloto, desplazándose por la carretera BR-381 hacia Belo Horizonte, se detuvo a 5 km de Varginha, al observar un objeto alargado, en forma de puro, que desprendía humo por la parte anterior, cayendo y desapareciendo tras un monte. El piloto dedujo que se estrelló. En un pastizal vio muchos fragmentos diseminados y cerca de 40 hombres uniformados. Tomó uno de los restos que era muy ligero y volvía a su forma original después de aplastarlo, tal como los encontrados en el caso Roswell. Notó un olor semejante al amoníaco. Un cabo de la policía militar, junto a otros agentes, le advirtieron que dejara el lugar y no dijera nada de lo que había visto.

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JULIO PLATNER, WINIFREDA, LA PAMPA 09/08/1983

 JULIO PLATNER, WINIFREDA, LA PAMPA

09/08/1983


Ocurrió en un establecimiento rural 12 km al norte Winifreda, a las 19,15 cuando Julio se retiraba del lugar. Los animales y aves de corral "estaban muy nerviosos". "Cuando me bajé a abrir la tranquera es como si alguien me hubiese puesto un reflector en la cara, como de una soldadora autógena o eléctrica que despide muchos rayos y a una cierta distancia hay que cubrirse la vista, yo simplemente vi eso, después de allí no recuerdo más nada", contó. Cuando recobró el conocimiento, estaba “dentro de una habitación”, como un quirófano. Las paredes no eran lisas ni parejas, parecían tapizadas, de color parecido al beige claro. Observó lo que parecía una vitrina, de tonalidad similar a la de las paredes, opaca como el resto de la habitación, donde no se destacaban brillos. Estaba iluminada por una luz blanca, muy clara que no molestaba la vista y no se distinguía la fuente de dónde provenía y tampoco producía sombras. Sentía “una tranquilidad terrible, era algo como para quedarse toda la vida". Sentado en un sillón “como si fuese de odontólogo”. Le daba la sensación que “estaba suspendido en el aire, sin sostén alguno”. Alrededor había 4 seres de 1,60 m. de color semejante al de la habitación. Lo impresionaron sus ojos, que le transmitían una sensación de tranquilidad y los describió “saltones, opacos, grandes y sobresalían del rostro, sin párpados”, “sus orejas estaban bien pegadas al cráneo, las manos tenían cinco dedos”, sin pelo. Quiso hablarles, pero antes de hablar ya le contestaban telepáticamente. Me decían algo así como que estuviera tranquilo, que esto que hacían ahora pasaba muchas veces en el mundo. La ‘mujer’ se acercó y me puso como si fuera una moneda aquí –señalaba su muñeca izquierda–, y después me sacaron sangre”. En ese sitio y 15 años después, seguía observándose una marca de forma cuadrada de unos cinco milímetros de lado, hundida levemente, como si hubieran extraído una muestra de tejido debajo de la piel. En la extracción de sangre, notó el contacto pero no sintió presión ni molestia alguna. No podía moverse como si tuviera algo transparente con su forma, contra lo cual chocaba al intentarlo. Su próximo recuerdo es que aparece sentado en la camioneta, a 20 km del lugar, sobre un camino vecinal de ripio en la banquina. No había huellas en el suelo, es como si la camioneta se hubiera desplazado por el aire. Desorientado, logra volver a la Ruta 35, y va a chequear la tranquera que encuentra abierta, cosa que jamás sucede en el campo por riesgo que los animales lleguen a la ruta. Vuelve a su trabajo a las 20.25. Los encuentros continuaron con cierta periodicidad. En las radiografías del día de los hechos, apareció un implante en medio de la columna, que desapareció 10 años después, extraído por los mismos seres. Cada encuentro era precedido por un zumbido, tal vez producido por el propio implante. Julio falleció a los 67 años el 20/09/17 de muerte natural.

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LA ABDUCCIÓN DE BARNEY Y BETTI HILL 19/09/1961

 LA ABDUCCIÓN DE BARNEY Y BETTI HILL

19/09/1961


Tarde esa noche volvían hacia Portsmouth en su Chevrolet Bel Air modelo 1957 por la desolada Ruta 3, que atraviesa las White Mountains de New Hampshire, junto con su perra Delsey. A la altura del pueblo de Groverton, vieron un punto brillante en el cielo, con un movimiento muy extraño, que en lugar de caer, pareció subir y detenerse junto a la luna. Continuaron la marcha acompañados de la luz, que desaparecía entre las montañas y luego aparecía cada vez más cerca. Estaban a poco más de un kilómetro de Indian Head, un pequeño pueblo, cuando lo que había sido un punto luminoso descendió hasta unos 20 ó 25 metros sobre el auto. Asustado, Barney frenó, casi enceguecido por la luz que llenaba todo el campo de visión del parabrisas. Algo los hizo bajar del auto y Barney enfocó el largavista en el objeto que emitía la luz. Vio una nave en forma de disco con ventanillas, a través de las cuales divisó entre ocho y once seres de forma humanoide que los miraban. Los seres manipulaban un tablero con instrumentos, mientras uno de ellos, le dio una orden telepática: “Quédate donde estás y sigue mirando”. Petrificados, vieron cómo la nave se acercaba todavía más, hasta ponerse unos 15 metros sobre sus cabezas. Ambos corrieron hasta el auto. Barney recordaría que le gritó a Betty: “¡Nos van a capturar!”. Salieron disparados en el auto, mientras el objeto -o la nave- seguía sobre ellos hasta que desapareció. Entonces escucharon una serie de sonidos mecánicos que hicieron vibrar el auto y después otros que parecían ser “bips”. Después, nada. Ni Betty ni Barney recordarían después cómo llegaron a su casa. Los días que siguieron se comportaron de manera errática, llegando a notar que tuvieron un tiempo perdido. Tenían compulsión a ducharse a cada rato, tiraron toda la ropa que habían usado en el viaje y empezaron a dibujar compulsivamente la nave y Betty, especialmente, se despertaba todas las noches en medio de horribles pesadillas que no podía recordar. Luego de 3 años y bajo hipnosis, relataron que cuando el auto empezó a vibrar fueron secuestrados por los tripulantes de la nave extraterrestre, que los sometieron a varias pruebas y les reprogramaron la mente para que no recordaran lo que les había ocurrido. Betty y Barney coincidieron en describir a los alienígenas medían alrededor de un metro y medio, tenían la piel color gris y tenían una cabeza grande y clava en forma de pera invertida, con ojos grandes y nariz y boca pequeñas. Según Betty, podían comunicarse con ellos telepáticamente, pero en algún momento del proceso, el que parecía el jefe del grupo les habló en inglés. Betty también transmitió una supuesta información que le dio el líder de los extraterrestres, en base al cual se pudo confeccionar un mapa estelar del sistema binario Zeta Reticuli, a 39 años luz de la Tierra, de donde provenían los tripulantes del OVNI.

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KELLY - HOPKINSVILLE, KENTUCKY, USA 21/08/1955

 KELLY - HOPKINSVILLE, KENTUCKY, USA

21/08/1955


Esa noche, cinco adultos y siete niños llegaron a la comisaría de Hopkinsville, Kentucky, asegurando que unas pequeñas criaturas alienígenas salidas de una nave espacial estaban atacando su granja y que los mantuvieron a raya durante casi 4 horas usando escopetas. Elmer Sutton y Billly Ray Taylor, aseguraron que llegaron a disparar a entre 12 y 15 figuras pequeñas, que emitían una luminosidad verde, que se abalanzaban repetidamente contra la casa.

Todo comenzó a las 19 hs., cuando Billy salió a buscar agua de la bomba manual. Ahí fue que observó unas luces iridiscentes en el cielo realizando maniobras extrañas e inusuales, llegando a identificar en los objetos una forma aplanada y de disco.

Al entrar a la casa contó lo sucedido, pero nadie le creyó. A las 20 hs. escucharon ruidos extraños en el exterior y salieron portando sus armas. Vieron una criatura que surgió entre los árboles, de poco más del metro de altura, cabeza grande, orejas largas y puntiagudas, ojos brillantes y manos con garras, vestido con una especie de mono plateado rodeado por un resplandor verdoso, que comenzó a correr hacia la casa con las manos en alto.

Asustados dispararon repetidas veces, disparos que  alcanzaron su objetivo y se  oyó un ruido metálico, huyendo la criatura por donde vino, inmune a los impactos de bala.

Fueron a buscarlo, pero cuando ambos hombres salían del porche, una mano con garras venida desde el techo, sujetó del pelo a “Lucky”. Los seres se acercaban una y otra vez, asomándose a las ventanas y puertas, rascaban el tejado y caminaban sobre él. Impactados por las balas, caían flotando hacia atrás e inmediatamente se paraban y volvían hacia la casa, en una actitud que parecía lúdica. A las 23:00 los Taylor y Sutton huyeron en sus automóviles, llegando 30 minutos después de ello, a la comisaría de Hopkinsville. Volvieron con la policía, un oficial vio una luz en el cielo, pero los seres ya no estaban La policía abandonó el lugar a las 2:15 horas de la mañana. Al rato los seres regresaron, con similar actitud. Los testigos otra vez les dispararon sin efecto alguno. La última criatura fue vista hacia las 4:45. El fenómeno desapareció por completo alrededor de media hora antes del alba.

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lunes, 3 de marzo de 2025

Caso Johannis, Italia

 PINTOR ATACADO CON UN ARMA

14/08/1947


Siete semanas después del avistamiento de Kenneth Arnold, el pintor italiano R. L. Johannis pasaba su día en las proximidades del barranco de Chearso, en Villa Santina, no lejos de Carnia, en Italia. Se hallaba buscando inspiración para uno de sus cuadros cuando, aproximadamente a las nueve de la mañana, advirtió la presencia de un objeto en forma de disco, de unos 10 metros de diámetro que aterrizó muy cerca. Con gran asombro, vio salir del aparato a dos seres de muy baja estatura, no llegaban al medio metro, vestidos con una especie de mono azul oscuro, con cuello y cinturón de color rojo. Las cabezas de los humanoides eran más grandes que la de un ser humano normal. Sus rostros eran de color verde, sus narices rectas, cortadas geométricamente y de gran tamaño. Los ojos eran enormes, estaban rodeados por una especie de anillos redondos y salientes, color púrpura. No tenían cejas ni párpados. El artista efectuó una ilustración de los seres,  donde pueden apreciarse sus cabezas encerradas en unos cascos semiesféricos. Johannis contempló a los extraños seres que, en un primer momento, pensó que eran niños. Luego alzó su brazo agitándolo hacia los entes y su nave, preguntando con atemorizada voz quiénes eran, de dónde venían y si podía ayudarlos en algo. Al parecer, las criaturas interpretaron mal los ademanes del pintor, tomándolos como una amenaza. Uno de ellos llevó su mano a la cintura y del centro de la misma partió algo semejante a un hilo de humo. Antes de tomar conciencia alguna, Johannis se encontró tendido en el suelo e imposibilitado de moverse. Mientras tanto, ambos seres avanzaron hasta detenerse a unos dos metros del aturdido humano y sus materiales para el arte. Fue en este instante que Johannis consiguió rodar sobre su cuerpo hasta ponerse de costado y ver cómo uno de los seres recogía uno de los pinceles con lo que parecía ser su mano. Y decimos «parecía» porque tenía ocho dedos, cuatro de los cuales eran oponibles a los otros —no era en realidad una mano, era más bien una garra con dedos sin articulaciones. También observó que las extrañas entidades jadeaban afanosamente. Luego se alejaron, desapareciendo dentro del disco y éste se elevó para permanecer inmóvil en el aire y al momento se alejó a gran velocidad en vuelo horizontal. Tras muchos esfuerzos, Johannis consiguió sentarse y finalmente regresó al poblado. El pincel había desaparecido. Hay similitud con un caso ocurrido en Palpalá, Jujuy, República Argentina.


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CASO ROSWELL 2 de julio de 1947

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