CASO EL AZULITO DE CAPILLA DEL MONTE
Reiteradas apariciones
Isabel Florentín reside en Capilla del Monte desde hace ya muchos años. Una noche mientras dormía en su residencia, ubicada frente al Hospital local, notó una fuerte luminosidad proveniente del comedor. Alarmada por la posibilidad de que el fuego haya saltado desde la chimenea a algún mueble, decidió levantarse e ir a ver. A medida que salía de la habitación notó que la luminosidad era azul. Al llegar al comedor observa a un pequeño ser de 1 o 1,20 m de altura, similar a los grises de las películas, con el cuerpo y extremidades flacas y débiles, la cabeza grande y con forma de pera invertida, ojos almendrados, boca y nariz casi imperceptibles, pero totalmente azul. A partir de allí tuvo 40 días en comunicación con el ser, donde recibía mensajes y tuvo episodios de escritura automática. Existe un manuscrito donde conserva un detalle de todos estos contactos, encontrándonos en estos momentos abocados a dar con el mismo, ya que lo prestó y hasta ahora no le fue devuelto. Como antecedente al caso, Isabel ha tenido muchos contactos previos con el “otro lado”, desde apariciones religiosas hasta avistamientos de ovnis sobre el centro de meditación que conducía aquí en un campo. Unos años antes de este hecho, tuvo lo que en su momento consideró un sueño, en la noche previa a una seria operación quirúrgica que debían practicarle en el Hospital Domingo Funes de la vecina ciudad de Cosquín. Esa noche, mientras dormía, sueña que es llevada a una habitación circular, donde la luz provenía de las mismas paredes, piso y techo, sin lámparas ni focos visibles, donde se encontraba recostada en una camilla no pudiendo moverse a voluntad. De repente se ve rodeada de los típicos seres grises, que parecían jugar alrededor de ella y mientras la tranquilizaban. Eran muchos, pero no mostraban ningún tipo de hostilidad, sino todo lo contrario. Luego de un rato, se abrió una puerta de la cual proviene un ser muy alto, de más de 2 m, con un traje de buzo al estilo de las novelas de Julio Verne, con un visor de vidrio con alambres cruzados, con un gran tubo que salía de la cabeza y terminaba en una mochila que iba en la espalda. Se le acerca y le impone las manos a la altura del vientre, sitio aproximado donde se encontraba el tumor del cual iba a ser operada la mañana siguiente. Al rato, el ser da media vuelta y se retira. Cuando está llegando a la, Isabel le pide que le diga quién era. Ell ser se da vuelta y se saca el casco, mostrando su rostro, que ella identifica como el de la Virgen María. Al día siguiente, como estaba programado, se dirige al Hospital, donde la internan para la operación. Pasan las horas y le realizan un estudio tras otro, ecografías, tomografías, resonancia magnética incluída, pero no la operan. Pasadas largas horas, el médico le pregunta si cree en los milagros, a lo que Isabel responde que por supuesto que sí. El médico le dice que entonces le prenda una vela a su santo de preferencia, porque el tumor había remitido por completo. Como detalle final, el Azulito le cuenta que ese sueño tuvo que ver con ellos y que era azul porque era un niño, que al crecer se vuelven grises.
PASEO DE LOS MARCIANOS - CAPILLA DEL MONTE - CÓRDOBA - ARGENTINA
No hay comentarios:
Publicar un comentario